Marisol Peña Torres
Profesora Investigadora del Centro de Justicia Constitucional, Facultad de Derecho
En el caso de los derechos sociales, profusamente desarrollados en la propuesta, no caben dudas de que, al tener los preceptos constitucionales, fuerza normativa directa, desde el primer día de vigencia de la nueva Carta, podrían ser reclamados ante los tribunales.
Esto augura un inevitable aumento de la justiciabilidad y de la definición de importantes políticas públicas por los jueces, porque estos están afectos al deber de inexcusabilidad: no podrán negarse a brindar amparo a quien lo solicita invocando, como excusa, que no se ha dictado la ley que regula el respectivo derecho.
En aspectos orgánicos, en cambio, las diversas instituciones que desarrolla o crea la propuesta constitucional tardarán los tiempos legislativos que ya conocemos en traducirse en leyes, por ejemplo, la que crea la Defensoría de la Naturaleza. Pero, mientras tanto, llegaremos al término del actual período legislativo, de modo que, probablemente, será el nuevo Congreso de Diputadas y Diputados el que termine operativizando la nueva Constitución, por la mayoría de sus miembros presentes y, en muchos casos, sin la segunda deliberación de la Cámara de las Regiones que estará imposibilitada de intervenir.
¿Nos sentimos reflejados por una sociedad plurinacional que diluye nuestro ethos cultural y nuestra tradición en una fragmentación de comunidades que, incluso, son muy diversas entre ellas?
El último criterio, no menos importante, es el de la identidad, tan reclamada por estos días. ¿Nos sentimos reflejados por una sociedad plurinacional que diluye nuestro ethos cultural y nuestra tradición en una fragmentación de comunidades que, incluso, son muy diversas entre ellas? ¿Deben cada una de esas comunidades impactar en la organización de nuestro Estado al punto de desfigurar los cánones de representación y decisión?
Estas son algunas de las preguntas que cada uno de nosotros debe formularse antes de depositar su voto en la urna pensando, además, que usted y yo estaremos definiendo nuestro presente, pero también el futuro de nuestros hijos y nietos.