Klaus Schmidt-Hebbel
Profesor Investigador
Centro de Investigación Sociedad y Empresa / Facultad de Economía y Negocios
Las tasas de inflación mundial y chilena han aumentado a niveles no vistos en muchas décadas. En EE. UU., la inflación en 12 meses está ahora en 8 por ciento. En Chile está cerca del 11 por ciento y se proyecta un 8.8 por ciento para todo el año 2022, y un 3.7 por ciento para 2023. La inflación erosiona los ingresos reales y aumenta la pobreza. No sorprende que los chilenos consideren, después de la delincuencia, a la inflación como el peor problema que los aflige.
La inflación actual se debe a tres causas. Primero, es una consecuencia de las políticas macroeconómicas y financieras más expansivas de la historia económica mundial, que han impulsado el gasto agregado a niveles insostenibles, elevando los precios. Chile fue el campeón mundial en 2020-21, debido al carnaval de transferencias fiscales, retiros de ahorros previsionales y créditos a hogares y empresas.
Segundo, las interrupciones en las cadenas mundiales de suministro de bienes (por la escasez de servicios de transporte marítimo y las restricciones sanitarias en China) elevan los costos de transporte y los precios de bienes intermedios y finales. Finalmente, la invasión genocida de Rusia en Ucrania ha incrementado fuertemente los precios de combustibles, alimentos y fertilizantes.
Para enfrentar la inflación, los bancos centrales están revirtiendo sus políticas monetarias hiperexpansivas adoptadas durante la pandemia. Están suspendiendo sus programas de provisión de liquidez y créditos, y han comenzado a elevar sus bajísimas tasas de interés de política monetaria (TPM). Recién hace dos meses, el Banco de la Reserva Federal (Fed) de EE. UU. inició su gradual
aumento de la TPM.
Algo más temprano comenzó el Banco Central de Chile (BCC) a elevar su TPM, que hoy está en 8.25 por ciento. El mercado anticipa que el BCC llevará la TPM hasta un nivel máximo de 9.25 por ciento, en julio, manteniéndola por pocos meses. En enero de 2023 comenzaría a reducir la TPM, que llegaría a 6 por ciento a fines de ese año.
Ahora bien, ¿cuáles son los principios que guían una buena política monetaria (PM)? (1) Su objetivo principal es alcanzar una tasa de inflación estable, predecible y cercana a la meta de inflación. Otros objetivos, como la estabilización del empleo o del tipo de cambio, deben ser secundarios, porque la PM no influye sistemáticamente en ellos.
Continuará…