Ximena Marcazzolo Awad
Profesora investigadora del Centro de Derecho Regulatorio y Empresa, Facultad de Derecho
Uno de los efectos positivos que debería generar la discusión del nuevo Código Penal consiste en que permitirá aquilatar la mayor o menor gravedad de los delitos en su conjunto, que es lo contrario de lo que ocurre en la actualidad, puesto que, salvo algunas iniciativas más generales, la discusión normalmente se centra en la incorporación o modificación de delitos específicos, con la consecuente adición de reglas especiales.
De esta manera, será posible que la discusión legislativa de las diversas figuras penales no se centre en la contingencia generada por uno o más casos particulares que llamaron la atención de la ciudadanía que, como hemos visto, han motivado la incorporación de nuevos delitos, agravantes o el alza de las sanciones.
El proyecto también pretende modernizar el sistema de penas.
En este sentido, creo que el debate de los delitos, en su conjunto y de manera sistemática, puede traducirse en un freno al populismo penal, que ha sido el causante de varias anomalías en nuestro sistema de Derecho Penal. El proyecto también pretende modernizar el sistema de penas, incorporando sanciones que puedan atender a la realidad del condenado.
Una de las ideas centrales consiste en hacer primar sanciones privativas de libertad que no signifiquen una restricción absoluta de este derecho, como sucede, por ejemplo, con el cumplimiento de la sanción en el domicilio de la persona condenada.
También se propone modificar la pena de multa, adoptando el sistema de días-multas que se encuentra vigente en otros países. El objetivo es permitir que esta pena se adecue a la realidad económica de los condenados, evitando así lo que sucede al día de hoy, en que algunas multas son muy altas o muy bajas, en relación con la capacidad económica de la persona condenada.
En suma, si bien resulta bastante claro que Chile requiere un nuevo Código Penal, habrá que esperar a que se den las condiciones para que el proyecto avance y prospere, no debiendo olvidar, además, la necesaria modificación que requiere el sistema penitenciario, para así conseguir una completa modernización de la justicia penal.