Verónica Villarroel Henríquez
Directora Centro de Investigación y Mejoramiento de la Educación
Marzo de 2020, aterrizamos forzosamente en la era digital, aprendiendo sobre la marcha. Adaptamos nuestros
hogares al teletrabajo y a la educación remota, tomando el pulso a la evolución de la pandemia y al ritmo de la vida online. Desde nuestras reuniones de trabajo frente a la cámara del computador, la conexión de los niños a sus clases y repasar mentalmente qué falta para el almuerzo, hemos presenciado cómo se desarrolla la educación a distancia, cuán atentos y entusiasmados están nuestros hijos-estudiantes, si participan, prenden o no la cámara, cómo responden la prueba, si el aprendizaje termina cuando acaba la clase sincrónica o hay actividades escolares que se completan durante la tarde.
Se enfrenta mejor cuando no se juzga el desempeño del otro.
Después de un año, tenemos una evaluación de la experiencia y, a pesar del cansancio del confinamiento y sus secuelas en la salud mental, ya sabemos cómo nos funciona mejor el sistema. Se enfrenta mejor cuando no hay desconfianza ni se juzga el desempeño del otro en estas condiciones adversas; por el contrario, se considera nuestra historia y lo que somos en “normalidad”, se nos hace sentir valorados, comprendidos y acompañados, cuando el camino se pone cuesta arriba. Se vive bien con empatía y expectativas realistas, reconociendo que la vivencia de la pandemia es muy diversa en cada uno de nosotros, y es dependiente de los apoyos, redes, competencias, condiciones, emociones y ciclos vitales.
Es abordable cuando me puedo expresar, disentir, criticar o aplaudir, sintiéndome escuchado y respetado en mi opinión. ¿Alguna equivalencia con la educación remota? Podemos identificar bastantes. Los estudiantes aprenden más con docentes capaces de priorizar el currículum, mostrar activamente qué es lo importante en cada clase, haciendo seguimiento, logrando orientar y guiar a los aprendices. Cuando reconocen que, en las condiciones actuales, la evaluación del aprendizaje se realiza mejor cuando los estudiantes investigan distintas fuentes, trabajan colaborativamente con otros y fundamentan sus decisiones, construyendo conocimiento con sentido, más que solo acumulando datos. ¿Alguna similitud con el teletrabajo? Las mismas. Priorizar, empatizar, promover la colaboración y respetar la diversidad son los grandes aprendizajes de la pandemia.