Por: Ninett Paz
de Cortez
Asistente Técnico, Dirección de Fortalecimiento Institucional de SESAN
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La salud mental es tan importante como la salud física para el bienestar y desarrollo de un niño. Los primeros años de vida son decisivos porque se cultivan las primeras relaciones del niño en cuanto a su entorno social y emocional. Para que un niño sea feliz, los padres deben satisfacer sus necesidades fisiológicas, eliminar desechos, que consuma alimentos sanos a su hora, darle lactancia materna, cambiarle ropa, así como proporcionarle la seguridad de tener una familia que le brinde un hogar tranquilo y cómodo; (Maslow: Pirámide de necesidades 2015). Es importante estimular al niño y permitir que forme parte de las tareas y decisiones del hogar, para que se fortalezca su confianza y seguridad. Comenzar con cosas pequeñas, dando participación y peguntando su opinión respecto a diferentes temas que se abordan en la familia; evitar las comparaciones y destacar sus cualidades positivas. La paternidad y maternidad responsable para la salud mental del niño incluye enseñar las normas sociales (despedirse, relacionarse con las personas). La disciplina significa enseñar, no castigar, por lo que los padres deben mostrar paciencia y preocupación por las inquietudes de sus hijos, y pasar tiempo juntos.
El actuar de los mayores será fundamental, como ejemplo para su futuro. Tomado de la Serie Lancet sobre Desarrollo Infantil (2017): “Para que un niño pequeño se desarrolle sano, se le debe proveer de un cuidado cariñoso y sensible que vele por su salud y nutrición; que responda y sea sensible a sus necesidades, su seguridad y protección, y promueva el aprendizaje desde muy temprana edad”.