Por: Analuisa
Guillén Krische
Dirección de Fortalecimiento Institucional de SESAN, El correo de ella es:
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Ver más allá de lo que la historia indica, significa dimensionar el desarrollo que un programa de seguridad alimentaria y nutricional puede impulsar siendo capaces de transformar las situaciones y ocupaciones de muchos actores para mejorar el estado nutricional, socioeconómico y educativo de la población.
A partir de la aprobación de la Ley de Alimentación Escolar y su decreto 16-2017, el programa nacional de alimentación escolar ha generado la participación colectiva y organizada de la comunidad educativa y las autoridades locales, llevando a una dimensión que si se mantiene con firme propósito y de forma ordenada, puede contribuir sosteniblemente en la aplicación de acciones que benefician a la población escolar y que pueden ser vinculadas con la nutrición comunitaria, estimulando iniciativas para el fomento productivo y comercial local.
La movilización y participación comunitaria organizada para poner en marcha el programa ha avanzado de forma exitosa en algunos municipios del país, siendo estratégico para la implementación de comedores escolares, modificando la composición de la dieta escolar a menús nutritivos y saludables, favoreciendo la comunicación y coordinación de actuaciones para obtener de forma programada los alimentos con aplicación de su pertinencia cultural, social étnica y biológica.
También han permitido a la cooperación internacional su apoyo técnico y fortalecimiento en el cumplimiento del derecho a la alimentación de los niños, pudiendo ser este un modelo de adecuación creciente para implementar en todos los municipios del país.