Rut Gómez llevó su volibol a Perú e Islandia en los últimos dos años.
En marzo, la guatemalteca Rut Gómez finalizó su contrato con el equipo Volsungur, de la Liga de Islandia, su segunda aventura en el extranjero, pues en 2018 jugó para el Rebaza Acosta, en la Segunda División de Perú.
La atleta ha cumplido un gran sueño en su carrera en el volibol de salón y ha marcado un precedente al convertirse en la primera chapina en llegar a jugar en el extranjero, sobre todo en el alto nivel de las ligas europeas.
Después de una experiencia de más de 2 años fuera de nuestras fronteras, la guatemalteca se encuentra en el país resguardándose de la pandemia del coronavirus junto a su familia, pero siempre pensando en el futuro con la Selección y en desarrollarse como profesional.
En el álbum de la aventura en Islandia y Perú hay cientos de recuerdos, pero llegar a ese nivel no fue fácil para la atleta de 28 años, quien pasó por un sinfín de retos antes de llegar a la cúspide de su carrera.
En 2013 sufrió una rotura de meniscos y ligamentos colaterales de la rodilla izquierda, cuando se entrenaba con la Selección de Guatemala. Eso la obligó a retirarse del volibol de manera temporal y enfocarse en la recuperación, sin perder la esperanza de retomar el nivel.
Así que pasó 2 años alejada del deporte, en una lesión que por lo regular se tarda 1 año, pero ella decidió seguir fuera un tiempo más para retomar la fuerza, condición física y lo psicológico. Para cumplir al cien por ciento ese plan, se asesoró del entrenador Luis Rosito, quien ha tenido vasta experiencia en esa área.
Sin límites
“Cuando a uno lo mueve un sueño, una pasión, no hay fronteras, ni límites. Cumplí a cabalidad el trabajo de recuperación, y 2 años después estaba de vuelta y con el objetivo de buscar jugar en el extranjero”, comparte Rut en una entrevista telefónica antes del entrenamiento por la tarde en su residencia.
En 2016 comenzó a buscar opciones con algunas agencias, hasta que contactó a personeros del College, donde estudio en Texas, en Houston, Estados Unidos, de 2010 a 2012, y fue por medio de ellos que logró el contacto, y más adelante el contrato para jugar en Perú.
“Cuando uno llega a un equipo como extranjera se tiene el compromiso de aportar y mostrar lo profesional”, asegura la atleta, quien confiesa que vivir en otro país fue un gran reto, el cual disfrutó con disciplina y compromiso.
“Estoy orgullosa de ser la pionera en jugar en el extranjero a nivel profesional. Estoy consciente de que hay varias guatemaltecas que han participado fuera del país en universidades, y eso es meritorio”, asegura Gómez.
La buena actuación en Perú le abrió las puertas para jugar en Volsungur, de la Liga de Islandia, donde estuvo por una temporada. Al finalizar, el equipo decidió militar en una liga inferior, y los directivos le ofrecieron renovar el contrato, pero la oferta económica era menos, y decidió regresar a Guatemala.
Días después de concluir su fase con Islandia, le llegó una oferta de Grecia, confiesa, pero tampoco llenó sus expectativas, y finalmente regresó a Guatemala para integrarse a la Selección Nacional, y su trabajo de oficina en un call center.
Los inicios
Rut es la menor de cuatro hermanos, y desde niña le ha gustado el deporte. Recuerda que sus papás la inscribieron en un curso de vacaciones para jugar volibol en la federación, y fue así como empezó en ese mundo.
Después se integró al proceso de formación con la Federación, y eso le valió para que el Colegio Sagrado Corazón de la zona 1 le diera una beca para estudiar los básicos y jugara para ellos. Después continuó con el apoyo en el bachillerato, solo que en la sede de la zona 16.
“El volibol me ha dado mucho, fuera y dentro de la cancha. El poder llegar a jugar en el extranjero ha sido una recompensa, donde he buscado poner el nombre de Guatemala bien en alto”, resalta la atleta nacional, y considera que el respaldo a los deportistas cada día tiene que ser mayor, porque existe mucho compromiso y lealtad.