Isabella Maegli vive el sueño de Tokio 2020 a lo grande.
Isabella Maegli estudió filosofía y Ciencias Ambientales en San Francisco, Estados Unidos. Sus días pasaban lejos del deporte, enfocada en su carrera profesional. Navegar era ya tan solo un lindo recuerdo de la niñez.
En 2015 empezó a sentir la necesidad de retomar el deporte y volvió al agua en su tiempo libre. Siempre fue complicado darle la espalda a la navegación a vela, en una familia donde todos respiran y viven la pasión.
Es algo muy natural.La imagen de su hermano Juan Ignacio, quien ha asistido a tres Juegos Olímpicos (Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016), y la de su padre Juan Estuardo, también tres veces olímpico (Canadá 1976, Moscú 1980 y Los Ángeles 1984), le dio suficiente inspiración a Isabella para querer ingresar al selecto grupo de atletas guatemaltecos.
Con el apoyo de su familia, decidió dejar el trabajo y retomar su carrera deportiva. Sabía que sería difícil, pero asumió el compromiso con alegría. “Mi papá y mi hermano me dijeron que no era tarde para volver y me motivé. Desde entonces reactivé en mí ciertas cosas del deporte que se habían apagado”, asegura.
A Isabella se le observa feliz, en especial porque en pocos años ha logrado pelear entre las mejores del mundo, y el año pasado se clasificó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en su categoría láser radial, en el mismo evento donde también lo hizo su hermano Juan Ignacio.
Los entrenamientos han sido fuertes, las pausas son pocas, pero tuvo una a principios de marzo y aprovechó para descansar en casa y disfrutar de la compañía de la familia y de sus mascotas.
Cambio exigente
En la comodidad de su hogar, la atleta hizo un recuento de los últimos 5 años en el deporte profesional. “El tiempo ha pasado rápido, pero siento que he crecido mucho. Me ha tocado perder, a veces muy feo, pero me he levantado”, dice.
El primer año, es decir 2015, participó en varias competencias internacionales, como la del Rolex de Miami, pero no le fue nada bien. Sabía que no tenía que fijarse en los resultados, sino en el camino a largo plazo. Así que se fue enfocando en mejorar y aprender de las cosas negativas.
El 2016 fue un año de sorpresas. Isabella compitió en el Mundial de Navegación a Vela, en México, y empezó con un primer lugar y un quinto. En ese evento estaban todos los atletas de alto nivel, porque era el último antes de los Juegos Olímpicos de Río.
“Me pasaron muchas cosas en ese Mundial. Era una de mis primeras experiencias y de pronto estaba en el primer lugar. Todo mundo me felicitó, y empecé a sentir esa presión, tanto así que al día siguiente me fue mal”, asegura. “Algo que admiro de mi hermano es que sabe manejar la presión, no solo en el agua, sino también de la prensa”, dice la atleta. “Los dos somos competitivos. Al principio me costaba aceptar sus consejos, pero siempre me ha dicho cosas para ayudarme. En el Mundial de México, me dijo que me enfocara en la regata y que apagara las emociones, pero al final uno siempre aprende”, expresa. En 2017 la atleta nacional participó en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta, donde se adjudicó la medalla de bronce. Después logró un cupo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018, donde también se quedó con la presea de bronce.
Los entrenamientos en Europa se intensificaron y en 2019, antes de asistir a los Panamericanos de Lima, Maegli se clasificó a los Olímpicos durante el Mundial que se realizó en Japón.
En Lima 2019 terminó en el sexto puesto, con lo cual ratificó su boleto a los olímpicos. Por ahora son diez las plazas que tiene Guatemala para la cita en Tokio, a falta de cinco meses. La segunda semana de marzo, Isabella regresará a España para seguir la preparación de la mano de sus entrenadores, el español Javier Guitian y el neozelandés Michael Bullot. Después competirá en Grecia y a finales de mayo estará en Japón.