En este día debemos buscar fortalecer los lazos entre las personas y debemos promover la tolerancia y aceptación. Aristóteles, alguna vez, dijo: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos”. En este sentido dejamos claro que los verdaderos amigos son esa fuerza que permite que tengamos confianza ante las circunstancias que la vida misma nos pone en el camino.
Esas amistades que nos acompañan en momentos difíciles, que nos escuchan siempre, que nos ponen los pies en la tierra, esas mismas amistades que nunca fallan y se mantienen firmes a pesar del tiempo o la distancia.
Abracemos con alegría el contar con amigos, y seamos capaces de reconocer el valor tan importante que tienen en nuestra vida.
Si hacemos memoria y recordamos también a esas personas que hemos dejado en el camino pero que han significado mucho para nuestro aprendizaje, a través de la amistad sincera cultivamos los lazos de confianza en nuestro entorno y desarrollo de nuestra personalidad.
La amistad se vuelve ese motor que impulsa en muchos casos la alegría y el apego que como seres humanos necesitamos para tomar un respiro y seguir adelante, sabiendo que se cuenta con personas que están dispuestas a dar la mano cuando sea el momento justo.
Esa red de apoyo social es la que permite hacer cambios fundamentales y genera pasión para lograr un mundo mejor, en unión verdadera de armonía social.