Carlos Francisco Molina,
Subsecretario de Reinserción Social de la SBS.
En el interior del Centro Juvenil de Libertad de Varones (CEJUPLIV), dos grupos de expandilleros, quienes antes se enfrentaban y causaban violencia, ahora ensayan obras de teatro, mientras que otros participan en talleres de serigrafía y otros oficios. Su emoción es evidente y su esfuerzo por salír adelante ha cambiado sus vidas.
En dicho contexto Carlos Francisco Molina, subsecretario de Reinserción y Resocialización de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal, de la Secretaría de Bienestar Social (SBS), responde la siguiente entrevista y señala que los cambios en estos grupos de jóvenes en conflicto con la ley demuestra que es posible la reinserción.
¿Qué es la reinserción y de qué forma se lleva a cabo?
La reinserción social se realiza mediante programas que aseguren el cumplimiento de las sanciones impuestas, así como la rehabilitación, formación para la vida, trabajo productivo y prevención de la violencia.
¿Cuáles son las actividades que se realizan en este centro?
Se les enseñan oficios como serigrafía, panadería, ofimática, concursos de matemática, deletreo y ortografía, entre otros.
Todos estos son programas de rehabilitación de adolescentes en conflicto con la ley penal, para que ellos puedan tener una segunda oportunidad cuando salgan de los centros.
Los adolescentes tarde o temprano van a salir a la calle, y lo que nosotros queremos es que salgan con herramientas en las manos para buscar un trabajo o una oportunidad laboral, para que se reinserten a la sociedad.”
Carlos Francisco Molina,
Subsecretario de Reinserción Social de la SBS.
¿Cuántos jóvenes han sido reinsertados con el programa?
Actualmente tenemos un nuevo programa de reinserción laboral en la Dirección de Prevención Terciaria. Tenemos 72 adolescentes que estuvieron en conflicto con la ley penal trabajando en 25 empresas privadas, lo cual ha sido un logro importante porque hemos visto que las capacitaciones son funcionales.
¿Cómo se ha logrado alcanzar la reinserción?
Se hace lo que dice el Manual de la Subsecretaría de Reinserción, y se lleva a cabo con un equipo humano compromedito con esta labor, como los monitores que están todos los días en los centros, directores, subdirectores, los grupos multidisciplinarios, maestros, asesores y toda persona que cree y le apuesta a la reinserción.
Estrategia 19, ¿en qué consiste?
La diseñamos al entrar a la Secretaría, tomando 5 puntos muy importantes que eran los más relevantes en ese momento: Primero, Hacinamiento Cero, logramos un desahogo en los 4 centros. Analfabetismo Cero, que es una línea muy importante, pues buscamos que los adolescentes sigan estudiando el grado que les corresponde. Prevención, para lo cual se ha empezado con escuelas para padres dentro de los centros de privación de libertad. Dame Chance, que busca a empresas para que den a los jóvenes un empleo.
La última es Ocio Cero, pues buscamos que estén ocupados en alguna actividad, porque una mente ocupada es una mente sana.
¿Cuantos jóvenes se encuentran en los centros?
Actualmente tenemos 680 privados de libertad en los 4 centros de privación.
¿Qué opinan los padres de lo que están haciendo sus hijos?
Hemos trabajado integralmente y se ha visto que uno de los puntos para rehabilitarse o insertarse en la sociedad es la familia.
Por ello, ayudamos a las familias para que tengan más visitas con los adolescentes, porque el acompañamiento de un familiar es muy importante para la reinserción.
¿Cuáles son las próximas actividades?
Vamos a presentar el nuevo modelo de Gestión Juvenil, único en Centroamérica.
Se trata de la primera Casa Intermedia, donde los adolescentes que estén en este centro van a estar en régimen semiabierto, ordenado por un juez, podrán salir a estudiar o trabajar, y regresar al centro para seguir con las capacitaciones.
Esto se logró con una donación de US$3 millones de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Cumplimiento de la Ley, y de la embajada de Estados Unidos.
Perfil
Licenciado en Psicología Clínica por la Universidad Francisco Marroquín, con segundo semestre de la Maestría en Neurofisiología del Comportamiento Humano.
Graduado del curso de Altos Estudios Estratégicos, impartido por el Comando Superior de Educación del Ejército de Guatemala.
Graduado del curso de Prevención del Delito, Youth Violence Problems in Your Community, del Banco Mundial.
