El misionero italiano Tullio Maruzzo y el catequista guatemalteco Luis Obdulio Arroyo Navarro, asesinados juntos el 1 de julio de 1981, fueron beatificados durante una ceremonia efectuada en Morales, Izabal, en la misma tierra donde dieron testimonio de su fe.
Este trascendental acto se efectuó en el Polideportivo. Fue presidido por el cardenal Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en representación del papa Francisco y autoridades de Gobierno, entre ellas la canciller Sandra Jovel.
Ocurre una semana después de la canonización del arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, quien será proclamado santo en Roma el domingo 21 junto con Pablo VI.
El padre Maruzzo, perteneciente a la Orden de los Hermanos Menores, había nacido en Lapio, provincia de Vicenza, y durante 22 años fue misionero en Guatemala, hasta el día de su muerte violenta, mientras que Arroyo fue un catequista originario de Morales.
La noticia de su beatificación se esperaba desde octubre del año pasado, cuando el papa Francisco promulgó el decreto que reconoce su martirio junto con Luis Obdulio. Ambos murieron debido a su compromiso en favor de los campesinos más pobres y por promover los derechos humanos en los años del conflicto armado interno.
Según el obispo del Vicariato Apostólico de Izabal, monseñor Domingo Buezo Leiva, la beatificación de los mártires es histórica por tratarse de un laico guatemalteco y por ser la primera ocasión que se realiza en el país, pues en otras ocasiones se ha beatificado desde la Santa Sede, en Roma.
Maruzzo y Arroyo Navarro “fueron asesinados por odio a la fe. El papa Francisco autorizó que la ceremonia de beatificación se llevara a cabo en el Vicariato donde se encuentran sus tumbas”, manifestó monseñor, quien agregó que para toda Guatemala es un acontecimiento de gran relevancia.
Antecedentes
Maruzzo nació en 1929 en Lapio, en la Comuna de Arcugnano, provincia de Vicenza, en una familia numerosa. A los 10 años ingresó al Colegio Seráfico de Chiampo, de los Frailes Menores, junto con su hermano gemelo Lucio. Fue ordenado sacerdote en 1953 en Venecia por el patriarca Angelo Giuseppe Roncalle – futuro Papa Juan XXIII – y su primer destino fue un orfanato. Tres años después recibió una carta de su hermano, que era misionero en Guatemala, y solicitó que a él también lo enviaran a ese país.
«Era discreto y lo recuerdan como una persona un poco tímida, y al principio también incomprendido en su acción pastoral», comentó el padre Lorenzo Broggian, actual párroco de Lapio, comunidad que todos los años conmemora su martirio. El padre Maruzzo desarrolló su apostolado primero en Puerto Barrios, después en Entre Ríos y por último en Morales, a donde llegó en 1968 y donde permaneció 12 años, en una parroquia que se acababa de fundar.
En esos años había recrudecido el enfrentamiento entre el ejército y la guerrilla. La noche del 1 de julio de 1981 fue asesinado a balazos mientras volvía en automóvil desde su nueva parroquia, en Quiriguá, donde había sido trasladado para ponerlo a salvo tras una serie de amenazas, junto con el catequista Luis Obdulio.