La pandemia no ha podido apagar una fecha tan emblemática e histórica.
Fotos DCA/ Gabriel Herrera y Otto Paz
Ni siquiera la emergencia sanitaria causada por el Covid-19 ha sido capaz de apagar una fecha tan emblemática e histórica en nuestro país, como el 13 de mayo, Día del Tipógrafo que, aunque la lucha en aquellos días de 1947 era por la reivindicación laboral, esta vez, los guatemaltecos dedicados a esta noble profesión la libran por la salud y la vida.
A más de un año de pandemia, la institución continúa laborando, gracias a todo un equipo de trabajadores que le ponen corazón y esfuerzo por seguir adelante y mantener en alto el nombre de la Tipografía Nacional y el Diario de Centro América.
Recorrer las instalaciones del edificio de la institución es como viajar por el tiempo y recordar miles de anécdotas y mitos que ahí se cuentan, pues la Tipografía Nacional es una parte fundamental del Centro Histórico capitalino.
Los inicios
Según la revista Ecos Tipográficos, edición No.10, de mayo de 1975, refiere a que, por razones de dignidad gremial, comenzaron a movilizarse los tipógrafos en diferentes imprentas particulares, para ver si era posible obtener mejores condiciones de vida, tanto en lo económico como en lo social.
Un movimiento que, según la historiadora Thelma Mayen, directora del Museo y Biblioteca de la Tipografía Nacional y Diario de Centro América, dio paso a la primera marcha pacífica de dicho gremio, en demanda de salarios y prestaciones justas y dignas para los trabajadores, ya que era imposible seguir viviendo bajo las condiciones de vida de ese entonces.
De acuerdo con Mayen, “el entusiasmo levantado por la aprobación de la Constitución de 1945 y la emisión del Código de Trabajo se apoderó del espíritu de todos los miembros de este gremio, que se amplió a las esferas tipográficas particulares, ya que en el sector público no era permitido participar en ese tipo de eventos, por establecerlo así la Constitución Política de la República de ese entonces, pero sí se brindó el apoyo moral por parte de los trabajadores de la Tipografía Nacional”.
Según relata Mayen, derivado de esta serie de movimientos en el país, se produjo un paro de labores en mayo de 1948, cuando los patronos de las empresas tipográficas particulares se negaron a conceder las prestaciones solicitadas por sus trabajadores.
Por esta razón, describe Mayen, se propició la participación activa del Sindicato de Artes Gráficas el que, para que todo fuera hecho de forma legal desde los primeros momentos, nombraron un Comité de Huelga, integrado por tipógrafos pertenecientes a distintas imprentas de la capital.
“Te saludo, compañero mío, y te exhorto a que juntos caminemos por el sendero del recuerdo. Meditemos con el espíritu de buen tipógrafo, y con el pensamiento en un digno trabajo.” Jorge S. Barrera Martínez Tipógrafo nacional
En sus inicios, la Tipografía Nacional empezó con diversos tipos de letra en madera.
Parte del equipo que se utilizaba para elaborar los documentos oficiales.
En 1922, la Tipografía Nacional reinicia sus operaciones en el edificio actual, de la 18 calle y 6a. avenida “A”.
En el Museo de la institución se puede apreciar la maquinaria que se usaba en ese entonces.