Tragedia del volcán de Fuego de 2018 lo motivó a preparar un cuerpo especializado.
Fue el olor a azufre, la alta temperatura de la tierra y las imágenes de personas calcinadas, así como viviendas totalmente cubiertas con material piroclástico, expulsado desde el cráter del volcán de Fuego, el 3 de junio de 2018, lo que inspiró al bombero de tercera clase Gerson David Hernández, de 28 años, a crear una unidad canina especializada en rescate de víctimas desaparecidas.
Actualmente, Hernández desempeña su labor como socorrista en la Estación de Bomberos Mayor Mario de la Cruz, en Santa Isabel II, Villa Nueva, desde donde coordina, junto a otros efectivos, todas las alertas de auxilio que solicita la población de esa localidad del departamento de Guatemala.
Al tomar su turno de trabajo en la estación bomberil, aparte de las actividades que asume desde su puesto, Hernández programa todos los días un tiempo especial para entrenar en este tipo de labores, a Fox, un Border collie, de dos años de edad, aproximadamente, y donado por un propietario de un criadero del estado de Querétaro, México.
5
años de servicio prestarán estos ejemplares, antes de su proceso de jubilación.
Otro de los ejemplares es un cachorro de seis meses, adquirido en Guatemala, de raza Pastor belga malinois, llamado Anubis, que también recibe el mismo adiestramiento en búsqueda y labores de rescate.
“Para convertir a estos ejemplares en unidad de búsqueda y rescate, los canes pasan por un proceso de selección, evaluación y socialización; etapa donde el perro es expuesto a muchas personas, para ir generando confianza. Además, conoce lugares y superficies, donde se va formando en este tipo de ambientes amigables, y donde posteriormente realizará toda su labor”, expresó Hernández.
Lo que queremos, y de preferencia, indicó Hernández, es que nuestros rescatistas localicen a personas o víctimas de una tragedia, con vida, aunque en algunos casos esto es imposible, lamentablemente.
Según el experto, los perros están entrenados para olfatear y detectar, en un radio inicial de 200 metros cuadrados, partículas de dióxido de carbono, que expelen los seres humanos dentro de su organismo, por factores del consumo diario.
“El entrenamiento incluye a los figurantes, que son personas que el perro puede ver y posteriormente se esconden, con la intención de que él mismo sea capaz de localizarlos, utilizando únicamente el sentido del olfato y guiados por el dióxido de carbono, y sea capaz de localizar su objetivo.”
Gerson David HernándezBombero de tercera clase de la Estación Mayor Mario de la Cruz, en Santa Isabel II, Villa Nueva.
Es importante resaltar que, al someterlos a este tipo de procesos de búsqueda, tanto Anubis como Fox asimilan la tarea como un juego, que al concluirlo reciben como premio una pelota de tenis, que para ellos es una presea, expresó Hernández con una sonrisa en el rostro.
Al detectar a la víctima, nuestras unidades nos alertarán con ladridos, que la misión fue cumplida con éxito, agregó.
Estas capacidades solo se obtienen por medio de un vínculo con el manejador o entrenador, que no necesariamente tiene que ser su dueño, sino la persona que lo acompañará en la labor de rescate.
“Por ser perros de trabajo, nuestros canes tienen horarios programados para dormir, pasear y ser entrenados en ambientes abiertos, tales como campos, bosques y áreas de escombros, donde mayormente se enfocarán los esfuerzos de esta importante unidad bomberil que, nos atreveríamos a decir, es una de las únicas a nivel nacional”, enfatizó Hernández.
En el caso de Anubis, es complicado, ya que por ser cachorro necesita ejercicio todos los días, por lo menos media hora en la mañana y media hora en la tarde, ya que si no se sabe controlar la energía que tiene este ejemplar, se puede convertir en un perro destructivo, comentó el experto.
Fox, de raza Border collie, asimila el entrenamiento como si fuera un juego, para lo cual va aprendiendo su labor.