“Hay que pensar a un nivel diferente, igual que lo hace la CIA. Blanco es negro y negro y blanco”, decía Jim Garrison en JFK, que cumple 30 años desde su estreno.
Dirigida por el polémico director Oliver Stone, la película es una paranoica y convulsa narrativa sobre los hechos que culminaron en el asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy aquel 22 de noviembre de 1963. Por más de 3 horas, Stone nos conduce por las esferas de poder que planearon paso a paso el magnicidio.
El protagonista es el Fiscal del Distrito de Nueva Orleans Jim Garrison, interpretado por un Kevin Costner en la cima de su carrera. También cuenta con un elenco estelar que incluye a Kevin Bacon, Tommy Lee Jones, Jack Lemmon y Gary Oldman.
Como sabemos, la década de los 60 fue una de las más traumáticas en EE. UU. El asesinato de Kennedy probó que cualquier persona podía ser asesinada y su crimen quedar impune. A la muerte de Kennedy, le siguió su hermano Robert Francis Kennedy, el activista y reverendo Martin Luther King Jr., y el ministro religioso y activista Malcom X. Estas figuras fueron consideradas por la extrema derecha política y militar de EE. UU. como polémicas.
La película es una paranoica y convulsa narrativa sobre los hechos que culminaron en el asesinato del presidente Kennedy.
Garrison y su equipo de abogados e investigadores hacen las pesquisas pese al acoso de las agencias de Inteligencia del Gobierno. Paso a paso, Garrison nos encamina por territorios donde la sangre seca del piso permanece como fiel testigo mientras Stone nos muestra la maquinaria del poder en su máximo esplendor para encubrir la verdad.
La escena que sin duda te deja helado es la entrevista de Garrison con X, interpretado por Donald Sutherland, donde fríamente le explica cómo funcionaban las Operaciones Negras para derrocar presidentes, destruir revoluciones, crear caos y desorden en otros países que atentaban el orden mundial implantado por EE. UU. La sola mención de Guatemala y el derrocamiento de Árbenz crea el escalofrío más profundo.
“¿Entonces lo mataron porque quería cambiar las cosas?”, pregunta Garrison. X le dice: “Líderes son asesinados todos los días”, ningunea ante la perplejidad del abogado.
“Que la justicia se haga a pesar de las consecuencias”, dice Garrison. El juicio es un doloroso retrato del fin de la inocencia estadounidense que pensó que se podía cambiar el mundo con paz y amor. “Kennedy no quería invadir Cuba, iba a retirar a EE. UU. de Vietnam. Quería aliarse con la Unión Soviética para ir a la Luna. Iniciar una era de paz, acabar con la guerra fría y desmantelar los aparatos de poder en EE. UU. Pero todo acabó el 22 de noviembre de 1963”, sentencia X.
La película fue ninguneada en la entrega de los Oscar en 1992, y boicoteada en varios estados “republicanos”. La clase política más farisea de EE. UU. se indignó con la cinta; sin embargo, la gente fue a verla y abrió una discusión interminable. Oliver Stone se consolidó como un director gigante. JFK mantiene su aire épico y cada cuanto refresca la idea de que el peor enemigo de la democracia y el pueblo es su gobierno.