La película Ma Rainey’s Black Bottom, que puede ser encontrada en Netflix, es otra de las grandes películas nominadas para la 93 edición de los Oscar, a celebrarse el próximo 25 de abril. Tiene cuatro candidaturas, entre las que incluye a Viola Davis, como la cantante de blues Ma Rainey, y el fallecido Chadwick Boseman, en el papel de Levee. La Academia de Hollywood también la incluyó entre sus finalistas a Mejor Maquillaje y Peinado, y Mejor Diseño de Vestuario.
Está basada en la puesta teatral del escritor August Wilson (1945-2005), ganador del Pulitzer de teatro, al retratar la vida de los afroamericanos durante y después de la esclavitud, la gran migración afroamericana al norte de EE. UU. y la lucha de los derechos civiles durante los años 1960. Dirigida por George C. Wolfe, la cinta nos traslada a una tarde calurosa de Chicago, en 1927, cuando Ma Rainey y su banda grabaron uno de sus éxitos más significativos, Ma Rainey’s Black Bottom.
La trama se inicia cuando los músicos llegan al estudio y son ubicados en el sótano para que ensayen mientras esperan la llegada de La Madre del Blues, como fue llamada Rainey.
En el sótano conocemos más sobre la historia del talentoso trompetista Levee, desde su juventud hasta su refugio en la música. También descubrimos la lucha individual que tiene cada uno como músicos afroamericanos. Los tres músicos viejos intentan calmar el ímpetu de Levee, mientras le advierten que su ego puede ser un obstáculo para el grupo.
Rainey llega al estudio y ve en Levee una amenaza para su carrera, por su talento en crecimiento, y, en vez de nutrirlo, quiere disminuirlo. La madre del blues a su vez sufre del éxito de la nueva cantante Bessie Smith, quien sería bautizada como Emperatriz del Blues. Desde ahí podemos definir los hilos de tensión en los que se mueve esta película de poca duración, pero encantadora por su narrativa, sus actuaciones y ambientación.
“Esta película es encantadora por su narrativa, sus actuaciones y ambientación”.
El blues es parte fundamental en la historia de la música norteamericana como precursor del rock n roll. Retrató la lucha de los afroamericanos contra la esclavitud, y posee una mitología fascinante, como el clásico pacto con el diablo en el cruce de caminos del guitarrista Robert Johnson.
Con el fin de la esclavitud ocurrió la gran migración al norte de EE. UU. de no menos de 6 millones de afroamericanos, a las ciudades grandes. Esta fue una oportunidad de corporaciones como la musical de grabar artistas de color y vender estos “discos raciales”, como les llamaron, a los nuevos huéspedes, sin necesidad de pagar regalías y así, convertirse en millonarios.
La película atrapa por las actuaciones de Davis y Boseman, pues ambos exudan el blues. Ese género que les enseñó a sobrevivir, a definir su camino en la vida y saber que había otro futuro fuera de los campos de algodón, de la servidumbre, de los latigazos y de morir colgados como frutas, como decía aquella tétrica canción de Billie Holiday. Una película en la que se baten en duelo: demonio y talento.