El grupo proveniente de Dublín, Irlanda, Fontaines DC, lanzó A Hero’s Death, su segundo álbum, el 31 de julio pasado. La banda volteó cabezas y miradas con su disco debut, Dogrel (2019), que en sus 11 cortes tiene los mejores ingredientes del post punk que se cocinaba entre 1977 y 1984, con la sólida influencia de Joy Division y de su vocalista, Ian Curtis.
Grian Chatten (vocalista), Carlos O’Connel (guitarra), Conor Curley (guitarra y piano), Conor Deegan III (bajo y guitarra) y Tom Coll (batería) aprovecharon el impacto de Dogrel para lanzar A Hero’s Death, en medio de la pandemia y el paro mundial que se inició en enero y continúa en lo que llevamos de agosto. Para algunos, al menos para los que se pueden dar ciertos lujos, ha sido una época productiva.
La nueva placa tiene algunos altibajos y momentos de mucha adrenalina. Es decir, si lo comparamos con Dogrel, este trabajo es mucho más melancólico y descafeinado, aunque más armónico. No vamos a encontrar un éxito tan avasallador como lo fue Boys in the better land.
A Hero’s Death se inicia con I don’t belong, un corte desangelado cuyo título crece en nosotros como mantra. Love is the main thing parece un eco de Pull/pulk revolving doors, una canción perdida en el Amnesiac, de Radiohead, que no ofrece más que una actualización. Televised mind ya nos encausa en ese segundo disco que buscamos.
Sigue A lucid dream, el tema que más destaca. Frenética, con una batería acrobática y ecos de una guitarra psicodélica que cabalgan alrededor de la fantasmagórica voz de Chatten. Es una sobreavalancha de banalidades que acompaña el éxito repentino.
You said y Oh such a spring son el lado suave y melódico de Fontaines, que por momentos tiene chispas a lo Blur. Si algo hay que reconocerle a ambas canciones, son las nuevas texturas y las ideas potenciales que van a otras puertas y pueden ser útiles en el futuro.
Regresamos a la cabalgata delirante con A hero’s death, y sus líricas optimistas y repetitivas de un webinar de consejería. Es una crítica a esa retórica comercial del coaching. Living in America es el temor que contagia a un EE. UU. tan “latinomericanizado”, y cuyo miedo está por llegar a Londres, y después a Dublín. I was not born está dedicada a la rebeldía: no vine para hacerle el dinero a nadie, sino a ser yo mismo, dice en simples términos.
Sunny parece una canción romántica de garage de los 1960, acerca de soñar con un amor platónico cerrando los ojos en una tarde soleada. El disco termina con No, el tema que mejor se encuentra lírica y musicalmente. Buenas intenciones bien ejecutadas. Tiene una inocencia que enternece.
Este segundo disco muestra posibilidades. Es la promesa del futuro. No tiene por qué desmoralizar, si le falta ese punk frenético o más sustancia lírica. Es mejor ir poco a poco. A Hero’s Death no tiene que ser la muerte de algo. Sí puede ser que se termina algo, para empezar con algo mejor.