sábado , 23 noviembre 2024
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Khruangbin, adictivo y funkadelico

Una de las bandas más importantes del escenario mundial es Khruangbin. Sus ritmos cosmopolitas descongelan los nervios más tensos y abren la puerta del tercer ojo, para encaminar al espíritu a la plenitud total. Mordechai, su tercer álbum, tiene ese efecto sensorial. Es más intenso durante la madrugada, cuando las musas están más atentas a bendecirte con creatividad y prosperidad.

Escuchar a este trío de Houston, Texas, se convierte en un placer altamente adictivo, después de hacer un repaso por los tres discos que han lanzado al mercado: The Universe Smiles Upon You (2015), Con Todo el Mundo (2018), y ahora Mordechai (2020).

Khruangbin significa aeroplano o avión, en tailandés, y se pronuncia “krung-bin”.  En su tercer álbum incluyen muchos sonidos y texturas del funk estadounidense, así como música disco del Medio Oriente, hindú y tailandesa. Aunque en sus placas anteriores los temas eran puramente instrumentales, en esta entrega decidieron incluir letras y coros.

La banda está integrada por Laura Lee (bajo), Mark Speer (guitarra eléctrica) y Donald Johnson (batería). Su sonido es descrito como una mezcla de funk, psicodelia y dub. Su éxito ha sido tal que han sonado en series de televisión como Barry (HBO) y The Blacklist (NBC), por mencionar algunas.

First class abre el disco, y es un recuerdo a la época más importante del funk de finales de los años 1970. Time (You and I) tiene un groove y una cadencia irresistibles, mientras Lee se impone en un bajo de notas sedosas y seductoras. La letra es sobre una invitación a una aventura amorosa.

Father bird, mother bird nace a partir de la improvisación en alguno de tantos patios traseros con vista a bosques espesos. Lo mismo sucedió con So we won’t forget. There is no question es sobre lo bello de vivir la vida en un mundo que reprueba y critica la tranquilidad, y disfrutar de los pequeños placeres. 

Pelota es una rumba divertida, con flamenco y disco setentero, y tiene una letra en espanglish sin sentido. One to remember es un dub con olor a reggae. Batería y bajo acompañan la canción, mientras la guitarra parece dirigir el viaje. Dearest Alfred tiene un ritmo lento, lleno de espacio y cadencia, aderezado con ecos a la distancia, lo que le da un aire nostálgico. 

Connaissais de face (Conocer de cara) es un homenaje póstumo a Stacy, una bartender y amiga de la banda que trabajaba en el pub Rubyards, en Houston. Ella recordaba con exactitud todos los platos de comida que ordenaba la mayoría de personas que frecuentaban el lugar. Shida es sobre un viaje a Portland, en el que el grupo conoció a Shida, una mujer iraní, quien luego de varios encuentros les contó la vida difícil que tuvo en su país.

Mordechai es una placa que invita a la aventura. Sus ritmos nos conectan, aunque no hayamos visitado esos países o vivido las épocas en que estos géneros tuvieron su apogeo. Es otra prueba de que la música es tan potente, que atraviesa generaciones, y su eco es tan impactante que nuestro espíritu, al reencarnar, lo incluye en el nuevo ADN.

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