sábado , 23 noviembre 2024
Inicio La inmortal Chavela Vargas

La inmortal Chavela Vargas

Encerrarse en una interpretación de Chavela Vargas, es un golpe macizo en la cabeza. Después el corazón rebota y duele, siguen los temblores, la piel se enchina y, finalmente, despierta nuestro ángel más triste. El desgarro de su voz y el espacio que hace entre cada frase deja sin aliento a los demonios más feroces. Ha entrado en las canciones de José Alfredo Jiménez, y habitado lo suficiente dentro de cada una de ellas. Ha comido de las sobras de sus líneas de desamor y, luego de compartir miseria con el vacío y la soledad, agarró una guitarra dispuesta a cortarse las venas, para que la acompañara en la agonía más trágica.

Chavela, documental que puede verse en Netflix, cuenta la historia de una cantante que, aunque no era nacida en México, fue una de las más grandes intérpretes de la música mexicana. Nació en abril de 1919, en San Joaquín de Flores, Heredia, Costa Rica, y se llamaba María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano. 

Por aquellos años, hubo migración de mujeres artistas de Costa Rica. Tal es el caso de la escritora Yolanda Oreamuno, quien vivió en Guatemala y México para buscar reconocimiento, espacio y una manera de vivir. Lo mismo sucedió con Chavela quien, al aceptarse como lesbiana, decidió no tolerar más la represión social y religiosa, lo cual le costó la relación con sus padres.

A diferencia de Oreamuno, Chavela fue recibida en México con los brazos abiertos. En ese país no les importó tanto su orientación sexual, estaban interesados en su voz y en lo que tenía que decir. Chavela llegó en la Época de Oro del cine mexicano. Tuvo la suerte de conocer en una cantina a José Alfredo Jiménez, quien quedó encantado con la interpretación de sus canciones. Desde ahí nació una gran amistad entre ambos, que abarcó los bares más prestigiosos y los tequilas de todas las marcas. 

El documental hace un repaso por los días de gloria y de miseria que vivió en México, y del veto de casi 20 años por un lío de faldas con Emilio Azcárraga, quien era el todopoderoso de Televisa. Era bien sabido el gusto de Chavela por las mujeres, y quienes la conocieron aseguran que se acostó con casi una generación de féminas, entre ellas Frida Kahlo.

Después del veto, Chavela se recluyó en su casa de Tepoztlán, Cuernavaca, donde pasó sumida en el alcoholismo, quebrada y sin poder trabajar. Aún en los peores días tuvo tiempo para enamorarse y, al ser querida como artista, nunca le faltó un plato de comida, con un tequila a la par. 

Casi en el olvido, fue invitada a cantar en un teatro de la capital mexicana. El concierto tuvo un lleno total y le valió una invitación a España, que no la soltó por 20 años, para adoptarla como una reina madre y darle todo lo que una artista de su magnitud merecía. Incluso Francia la arropó.

Chavela es un documental portentoso. Las interpretaciones de la Vargas son difíciles de atravesar, porque la magnitud del dolor que proyecta te deja sin aliento. Merece verse y celebrarse una y otra vez y, después, buscarla en las plataformas de música para escucharla. Sin tequila, bien; con tequila, mejor.

Artículos relacionados

REVISTA VIERNES

Dibujó y construyó la tradición visual que revive historias

Con más de 60 años de trayectoria de la plástica guatemalteca, Roberto...

EN EL PAÍS

Arévalo se reúne con presidente del OJ

El mandatario Bernardo Arévalo sostuvo una reunión de trabajo con el presidente...

ARTES

Del paso del tiempo, la vulnerabilidad y resiliencia, escribe Ricardo Arjona en su nuevo disco

El cantautor y compositor guatemalteco Ricardo Arjona sorprende a su fanaticada con...

DEPORTES

Flick confirma que Lamine será baja en Vigo

Sant Joan Despí, EFE.- El entrenador del Barcelona, Hansi Flick, confirmó este...