domingo , 24 noviembre 2024
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The Irishman: un Scorsese épico

La épica de Martin Scorsese se ve con total tranquilidad y sin dar un solo pestañazo. Son ínfimas las 3 horas y 29 minutos que dura. El embelesamiento que produce The Irishman solo puede ser provocado por un director de inmaculadas características que sabe hilvanar y dirigir telepáticamente a la crema y nata de Hollywood de los últimos 60 años. 

Al Pacino, Robert De Niro y Joe Pesci cargan como si nada con una trama complicada de tres frentes: mafia, política y traición.

El duelo de actores entre DeNiro y Pacino es algo que hemos querido ver desde siempre. No alcanzó en Heat (1995) y al parecer tampoco con The
Irishman
. El ir y venir de diálogos depurados en cada una de sus escenas son gestos de fraternidad, afecto e intimidad. Esto solo es producto de una vida de entender el arte de la actuación. Si hicieron 15 tomas, quisiera verlas todas.

Debajo de este duelo, encontramos la rutilante actuación de Joe Pesci, quien con su intervención prueba que está ubicado a la par de Pacino, De Niro y Marlon Brando. Su representación como el mafioso Russell Bufalino es aterradora. Un tipo calmado, implosivo, calculador, afectuoso, con gran corazón y letal.

La tensión y la amenaza aparecen con Bufalino y se reflejan en tres escenas: la relación con la hija de Sheeran; en cada interacción esperamos lo peor, producto del trauma que nos han provocado sus anteriores personajes, exuberantes y torcidos. La segunda en la cena de premiación, al intentar razonar con Jimmy Hoffa. Pesci no se deja intimidar o retrocede un ápice. Una tercera, al ordenar a De Niro el asesinato con una frase helada: “Así son las cosas”. Es atemorizante. 

El pelo en la sopa, porque lo hay, es la poca participación de Harvey Keitel, un actor importantísimo con un personaje enano. Es lo que hay y con la pena. 

Ni hablar de los efectos especiales. El trabajo hecho por Industrial Light & Magic para rejuvenecer actores será el camino a perfeccionar en los próximos 10 años. Ahora entendemos las declaraciones de Scorsese contra el cine de superhéroes y que no todo está destinado a explotar o idolatrar personajes imaginarios. Al contrario, es usar esa tecnología para engrandecer el celuloide en vez de eructarlo un jueves de dos por uno.

Dice Mario Monteforte Toledo en Las cosas y el olvido: “La vejez se instala cuando nos confesamos y para qué vamos a lamentarlo”. Ciertamente The Irishman trata de eso, de liberarse en los últimos momentos de la vida. Cuando Frank Sheeran intentó recuperar el amor de su hija, y fracasa, sabe que el fin está cerca.

La lectura de Scorsese acerca de la vejez es igual de oportuna, y espero que esta honesta confesión de artista puesta en el filme no sea su despedida. No podemos evitar pensar en qué hubiera pasado si estos cuatro gigantes: Pesci, De Niro, Pacino y Martin hubieran hecho más. ¿Qué otras películas existirían? La fascinación con The Irishman es igual a Goodfellas, Casino, Taxi Driver, Mean Streets y Raging Bull

Ciertamente somos afortunados de ver esta obra de arte. Me queda claro que falta mucho por explorar la condición humana y exponerla en el cine como lo ha hecho Scorsese. También sé que un día nos quedaremos sin ver a alguno de estos cuatro genios, y ¿después?

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