miércoles , 27 noviembre 2024
Inicio In Memoriam: Camilo Superstar

In Memoriam: Camilo Superstar

Mi madre sintonizaba la Radio 5-60 de AM en una radiola heredada de mi abuela. Era de pino y estaba cubierta de plywood pintado, como si fuera corteza de un árbol. Tenía tres cuerpos: en un extremo guardaba el tocadiscos; en el otro, una colección respetable de unos 200 discos de 45 revoluciones; y en medio estaba la radio. 

La 5-60 solo pasaba música de los años 70 y 80 de gente como Roberto Carlos, José Luis Rodríguez El Puma, José Luis Perales, Raphael, Juan Gabriel, Emmanuel, José José y Rocío Durcal, entre los cantantes tipo A. Después venían Sergio Dalma, Álvaro Torres, Ángela Carrasco, Ana Gabriel y Carlos Mata. Aquel ambiente musical era muy competitivo.

Camilo Sesto tenía mucha presencia en la programación de la radio que, afortunadamente, no tenía locutores. Su rosario de éxitos es, hasta hoy, muy respetable. Recuerdo que la primera canción que escuché fue Melina, inspirada en la activista griega Melina Merkiúri. De ahí su ritmo tan mediterráneo. El nombre lo asocié mucho con la hija de un tío, pues se llamaba igual. No era un personaje tan inspirador, empoderado y vulnerable, como dice el español, era mimada, caquera y detestable. 

Otro de los temas que escuché fue Perdóname, con un coro en el que repetía cuatro veces el título y el estribillo. Una mea culpa que incluye golpearse tres veces el pecho en plena misa. También El amor de mi vida, que se iniciaba como una marcha fúnebre. Me imaginaba a Camilo Sesto con su rostro patibulario y el sonido de las campanas tubulares que congelaban a la misma muerte. Después el ritmo cambia a uno tierno: “El amor de mi vida has sido tú”. Canta, y la parte instrumental que seguía se me figuraba a encaramarse a la cruz con el sonido de los clavos; dramatismo religioso del más épico.

Con Tarde o temprano tengo un flashback inmediato, en el que estoy sentado frente a la radiola oyendo con atención aquellas letras optimistas y sencillas: “Tarde o temprano algún sueño se cumple y pasan los días sin que el cielo se nuble”.

Mi hermano, el segundo según la escala de nacimiento, tenía el corte de cabello como Camilo en su zenit. Me contó que lo fue a ver junto a mi hermano mayor y varios amigos de la colonia al Gimnasio Teodoro Palacios Flores. El costo de la entrada era bajísimo. Sesto vino una segunda vez, casi 30 años después al Tikal Futura, si no estoy mal. Los precios, esta vez, eran muy altos.

Unos 15 años después, cuando fui operador de radio en una estación de noticias, me topé otra vez con su música. Tenía el turno del domingo por la mañana y aprovechaba el espacio para incluir todos esos éxitos que alguna vez sonaron en la 5-60.  

Sesto dejó de hacer conciertos por mucho tiempo y, como era de esperarse, la voz se le atrofió. Reapareció en Viña del Mar del 2002, y su presentación fue el gran suceso. Sin embargo, su potente voz lo dejó y su rostro se veía como plástico derretido. Ganó todas las gaviotas de metal esa vez. 

Con su fallecimiento, hace unos días, vuelve como relámpago esa infancia o época que, como suele suceder con la música, nos recuerda un estado mental y vivencias casi olvidadas. Camilo seguirá siendo un referente musical y vocal inmediato. Cuando vi la foto en la que está con Juan Gabriel, José José y Rocío Durcal no pude evitar sonreír y aplaudir. Nos dejó un gigante.

Artículos relacionados

EN EL PAÍS

Proyectos de salud impactan positivamente en Huehuetenango

Como parte de la fiscalización a los programas de salud y contención...

PORTADA

“Se están rompiendo las barreras de la pobreza”, afirma mandatario

Foto: Sandra Sebastián “Guatemala avanza, pero aún hay retos que no podemos...

EN EL PAÍS

Nueva denuncia por defraudación suma 6.9 millones de quetzales

Foto: Cecilia Vicente Un nuevo caso de posible defraudación tributaria por 6.9...

EN EL PAÍS

Diputados aprueban Ley de la PNC

Foto: Archivo / Danilo Ramírez De urgencia nacional, el Pleno del Congreso...