El trabajo de Guy Ritchie es vital, por la rudeza de sus montajes y el humor ácido inglés. Cáustico y callejero, es el Ritchie que enamoró a los jóvenes seguidores del cine comercial a principios de los 2000.
Sus producciones son las de alguien que se crio en las calles del sur de Inglaterra, o eso parece. Es cine con una textura de barrio bajo. Una característica de su trabajo: una escena transcurre y de pronto todo entra en pausa. Luego vemos un acercamiento vertiginoso, nos lleva a algún detalle de la toma que cambiará por completo la trama; eso es un poco de Ritchie.
Sí, ganó dos premios Razzie al Peor director y Peor película, por Swept Away (2002), pero no nos adelantemos. Regresemos a 1998, cuando todo comenzó. Llegó entonces al cine, y a Guatemala, a Videocentro, un año después, Lock, Stock and Two Smoking Barrels. El discurso visual ya era detectable, innovaba en música, banda sonora, edición y contenido. Un trabajo de Ritchie siempre tiene un sello de luz rasposa, tenue y gris; sus cielos son nublados.
Otro detalle de sus primeros trabajos: un actor o figura mundial en medio de una larga lista de desconocidos. En Lock Stock, fue Sting; y en Snatch (2000), Brad Pitt y Benicio del Toro resultan ser los conocidos, pero que no los protagonistas. Eso tiene el trabajo de Ritchie, personajes breves pero sin los cuales la historia pierde el sentido.
Luego comenzó la etapa Hollywood, y lo hizo mal. El premio Razzie casi lo entierra, fue por ello que al país vino tres películas después con RocknRolla (2008). Para entonces su nombre era sinónimo de los mejores actores ingleses; se sabía que su película sería una rebaja de humor visceral e intérpretes famosos que lo acompañan desde entonces, como Jason Statham y Vinnie Jones.
HBO tiene en programación King Arthur: Legend of the Sword (2017) que para mí pasa a la historia como una cinta genial e incomprendida. Se rumoró que sería una saga de varias películas dedicadas a esta leyenda, pero no recuperó los US $175 millones de producción. Una pena, con la saga de Sherlock Holmes lo ha hecho muy bien. Ahora sé que dirige Aladdin (2019), que será un buen experimento.
En estos enlaces, para conocer la esencia de Ritchie:
bit.ly/Unahistoriabreve, bit.ly/Presentacióndepersonajes y bit.ly/Elsujetoquenomuere.
Decepción fílmica: Approaching the Unknown (2016). Promete ser una película del hombre contra sí mismo y lo desconocido en un viaje a Marte. Justamente, eso es, una promesa y no pasa nada. Un desperdicio de efectos y de actor. Mark Strong eligió mal al participar en este proyecto.
Lica de Domingo: Reservoir Dogs (1992). La primera gran película de Quentin Tarantino es lo que necesitas para un domingo energizado. Guion inteligente, actuaciones soberbias; en otras palabras, no por nada es considerada como la mejor ópera prima de todos los tiempos.