A sus 53 años, Keanu Reeves aún puede ser un héroe de acción. Lo prueba con la segunda parte de John Wick. Esta película es testosterona pura; destila balas, actitud y estilo.
Si me dicen Bruce Willis, diré “Yipikayei”; si es Arnold Schwarzenegger, será “I’ll be back”, pero con Reeves no hay frase. No hay alardes innecesarios. El resultado es el silencio propio de una máquina hecha para matar. La cinta es una apología fabulosa a la venganza. “¿Me quitas mi auto y matas a mi cachorro?, ¡sufre las consecuencias escoria!”, y ya van dos películas.
El arte es genial, los personajes están a un mismo nivel, ninguno supera a otro. A falta de grandes diálogos, nos dan unas locaciones y una banda sonora formidable. No sé si en esta película Wick mata a más sujetos que Rambo 4, pero nos permite ver una secuencia de acción y asesinatos que recuerdan a las que nos presentó Jason Bourne en 2002. La edición es impecable, la danza entre Keanu y todos los matones que tratan de arrebatarle la vida es fantástica. También quiero hacer énfasis en que el guion es eso, un baile de tiros bien acertados a los chicos malos, ninguna munición se desperdicia. El filme es una coreografía de principio a fin.
“Winston… diles… diles a todos… quienes vengan, quienquiera que sea… Los mataré. Los mataré a todos”, John Wick.
Apreciado lector, deje que le recomiende esta cinta para ese día en el que todo le salió mal. Que sea John Wick el que le alivie la jornada. Que todo ese estrés acumulado en su diario bregar sirva de combustible a este matón retirado y su vendetta. Sí, le insto a que se proyecte en ese personaje. Sabemos que salir con un arma en mano, en la vida real, no es para nada sano; pero desahogar penas en los 122 minutos de matanza que ofrece la película puede distraerlo un poco. Considero que para eso es que se hacen estas películas: para que la gente proyecte sus frustraciones y deseos de venganza.
Sí, la historia es simplona, pero no nos están proponiendo algo más. No es un tratado de filosofía: ofrece plomo y más plomo. Llega al punto en que John es casi el antihéroe de un cómic, ese al que no le pasa casi nada. Ya no es un secreto que para 2019 viene la tercera entrega. La espero con ansias.
Decepción fílmica: Michael Bay y su obra.
Todo lo que toca este señor lo destruye. Armagedon me encanta y The Island la soporto, pero lo demás es basura. Incluso falla como productor, vean lo que pasó con las Tortugas Ninja. La saga Transformers incluye cintas demasiado ridículas, inclusive para sus propios universos. Si este señor está involucrado, ni se acerque al cine.