Alejandro Alonzo
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DC Comics está a punto de reiniciar su universo narrativo. Su casa matriz, Warner Bros. Discovery, inclusive ha anunciado un plan de diez años para la marca. Pero se vislumbran problemas en el horizonte, pues en unos años, los personajes más icónicos de la editorial empezarán a pasar al dominio público, empezando por Superman (2034), luego Batman (2035) y Wonder Woman (2037) poco después.
En primer lugar, es importante comprender lo que significa que una obra entre en el dominio público. Esencialmente, el propietario de los derechos de autor deja de contar con la exclusividad para usar o beneficiarse de la obra. Esto puede ocurrir por una variedad de razones, como la expiración de la protección de los derechos de autor, la falta de renovación de estos, o bien por la decisión del propietario de liberar el trabajo al dominio público.
Warner Bros. Discovery es la actual propietaria de los personajes icónicos antes mencionados y nadie más puede utilizarlos en sus propias obras, a menos que la empresa le conceda una licencia a cambio de una tarifa. Cuando pasen al dominio público, cualquier persona sería libre de usar estos personajes en sus propias obras sin solicitar permiso o pagar una licencia.
Los personajes más icónicos del cómic pasarán al dominio público en unos años.
Los defensores de la idea de que estos personajes pasen al dominio público argumentan que abriría nuevas vías para la creatividad y la innovación. Creen que permitir que cualquiera use estos personajes daría como resultado una avalancha de nuevas historias e interpretaciones que darían nueva vida a la industria del cómic.
Sin embargo, también hay muchos que argumentan que permitir que estos personajes pasen al dominio público sería un desastre para la industria. Creen que las principales compañías de medios que poseen estos personajes han invertido mucho en desarrollarlos y promocionarlos y que merecen poder beneficiarse de sus creaciones. También argumentan que abrir estos personajes a cualquiera podría resultar en una infinidad de historias e interpretaciones de mala calidad que podrían empañar la reputación de los personajes y la industria en general.
Otra preocupación son las posibles ramificaciones legales de estos personajes que pasan al dominio público. Es posible que haya batallas legales sobre la propiedad de los personajes o el uso de elementos específicos de sus historias o diseños. Esto puede generar confusión e incertidumbre tanto para los creadores como para los fanáticos.
Como se vea, este es un tema complejo y controvertido. En última instancia, dependerá de los legisladores y los titulares de los derechos de autor determinar el destino de estos amados personajes. Pero una cosa es cierta: el tiempo se agota.