La carrera de Frank Frazetta (1928-2010) empezó a los tres años de edad, cuando le vendió una pintura a su abuela por 1¢. Ocho décadas más tarde, una de sus piezas se vendió por US $1.5 millones. Este tipo de anécdotas épicas fueron comunes en la vida de Frazetta, un artista comercial con una trayectoria larga e influyente, no solo en la historieta sino en la literatura de ciencia ficción y de fantasía.
El talento de Frazetta fue muy notable desde temprana edad. A la edad de ocho años, lo llevaron a la Brooklyn Academy of Fine Arts e impresionó tan poderosamente a sus maestros, que lo calificaron de genio. El artista luego recordaría que, durante su estadía en esa academia, aprendió más de sus compañeros que de sus instructores.
Su carrera en el mundo del cómic se inició a los 16 años, cuando empezó a trabajar en el estudio de Bernard Baily; al principio como asistente y luego como entintador. Sus primeros trabajos publicados fueron un par de historias para el título Treasure Comics, en 1946. Al poco tiempo el artista dibujaba cómics en varios géneros: wésterns, fantasía, misterio y drama histórico. También trabajó en historietas protagonizadas por animales cómicos. Laboró para otras editoriales, como EC Comics, National Comics y Avon Comics, y trabajó historias de los personajes Buck Rogers y Flash Gordon.
En 1964, una pintura satírica que realizó para la revista Mad llamó la atención de un ejecutivo del estudio United Artists, quien lo comisionó para hacer el póster de la película What’s New Pussycat?, por el que recibió el equivalente a un año de salario como dibujante de cómic. Así fue como comenzó su carrera como ilustrador de carteles y portadas de libros.
Cuando ya pasaba de los 70 años, Frazetta fue diagnosticado con un problema tiroideo, el cual le causó múltiples infartos, uno de los cuales lo hizo perder el uso de su mano derecha, la cual usaba para dibujar. Para la mayoría de artistas este hubiera sido el fin de su carrera, pero Frazetta era un tipo testarudo y se enseñó a sí mismo a dibujar tan bien con la otra mano que no se nota la diferencia entre sus diferentes etapas artísticas.
Frazetta fue reconocido múltiples veces como uno de los dibujantes más grandes del siglo XX, y fue incluido en varios Salones de la Fama, tanto en cómic, como en ciencia ficción y fantasía. Era un hombre social, pero no le gustaba salir. Entonces, sus aficionados, entre los que se contaban celebridades como George Lucas y Clint Eastwood, iban a visitarlo a su rancho en las montañas de Pocono, Pensilvania, donde hoy se encuentra el Museo Frazetta, que alberga la más grande colección de piezas originales del artista.
