sábado , 23 noviembre 2024
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LA ESCUELA DE CONNECTICUT

Por lo general, el porcentaje de artistas en una población suele ser bajo, pero empezando en los años 50 y hasta bien entrados los 90, el condado de Fairfield, Connecticut, fue el epicentro de una comunidad constituida por muchos de los mejores ilustradores y dibujantes de cómic del país. 

A lo largo de los años, dibujantes como Mort Walker (Beetle Bailey), Dik Browne (Hagar the Horrible) Bud Sagendorf (Popeye), Leonard Starr (On Stage, Little Orphan Annie), Dick Wingert (Hubert), Stan Drake (The Heart of Juliet Jones, Blondie), Jack Tippit (Amy),  John Prentice (Rip Kirby) y muchos más vivieron en Fairfield. En su momento de mayor actividad, había cientos de artistas gráficos residiendo y trabajando en el municipio. 

La popularidad de Fairfield entre la comunidad de artistas se debió a dos razones: geografía y dinero. Primero, los artistas y dibujantes tenían que estar cerca de la ciudad de Nueva York. Allí estaban las sedes de las revistas, los editores de libros y los sindicatos que le vendían historietas a los periódicos, y en una época anterior a los escáneres y máquinas de fax, la proximidad física era esencial. 

Los caricaturistas tenían que hacer rondas semanales para vender su trabajo a revistas ubicadas en Midtown. En cuanto a los artistas de historietas, siempre iban atrasados con los encargos y a menudo necesitaban salir corriendo a entregar en persona el trabajo terminado. De todas las opciones viables, únicamente Connecticut carecía de un impuesto estatal sobre la renta. Así que con ubicarse al Este de la frontera estatal de Nueva York se disfrutaba de una exención de impuestos, con Manhattan a solo una hora en tren.

La gran mayoría de los artistas de Fairfield trabajaban desde casa y manejaban sus propios horarios, cosa muy inusual en aquel entonces. Aunque tenían a muchos introvertidos en sus filas, eran una sociedad gregaria, que se reunía frecuentemente a tomar una copa o a jugar golf, y hasta tenían sus propias premiaciones y eventos. La comunidad de artistas llegó a ser conocida informalmente como la Escuela de Connecticut.  

La economía, razón del auge de la comunidad artística de Fairfield, fue también la causa de su declive. Las historietas de los periódicos ya no son lo que eran, y pocas revistas aún publican caricaturas. Nueva York sigue siendo el centro de la industria editorial, pero la proximidad física perdió importancia: internet ha significado que los artistas pueden enviar su trabajo desde cualquier lugar. Connecticut tampoco es la opción económica de antes, pues los precios de los bienes raíces están por los cielos y, desde 1991, ya cuenta con un impuesto estatal sobre la renta.

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