Aun desde antes de nacer, la moda era parte de la vida de la dibujante española Purita Campos (1937-2019). De niña pasaba horas en el taller de modista de su madre hojeando las revistas Vogue y Harper’s Bazaar y absorbiendo su contenido. Empezó dibujando figurines de moda para su progenitora cuando todavía era adolescente.
Luego de estudiar en Bellas Artes, entró a trabajar en Editorial Bruguera como portadista e historietista en las revistas Sissi, Blanca, Can Can y Celia. A principios de los 70 presentó su portafolio a una editorial inglesa que estaba buscando dibujantes, y fue contratada. Junto al escritor Philip Douglas creó la tira Patty’s World, la cual fue publicada en la revista Princess Tina. Orientada a un público femenino joven, en sus páginas se narraban las historias de una adolescente de la época.
A pesar de ser un éxito arrollador en el Reino Unido, Patty’s World tardaría tres años en llegar a España, donde se le conoció como Esther y su mundo. Publicada de1971 a 1988, llegó a tener un tiraje de hasta 400 mil ejemplares. Tal era su pasión por la moda que llegó a poner su propia boutique en la calle Tuset de Barcelona, donde vendía lo que confeccionaba. Aunque, debido a sus compromisos profesionales, la tienda era manejada por su hermana.
Gracias a su trayectoria artística, Pura Campos fue galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2009 y el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona en 2013. Se convirtió en una de las autoras más populares del cómic español del siglo XX y en un referente para las generaciones venideras, razón por la cual en 2016 se le incluyó en la muestra itinerante Presentes: autoras de tebeo de ayer y hoy, que reunía la obra de las historietistas mujeres más importantes de España.
Aunque publicó Las nuevas aventuras de Esther en 2006 (con una protagonista adulta, divorciada y con una hija) y se reeditaron todos sus anteriores trabajos, Campos confesaba que había otra actividad que la había llenado más. Cuando la editorial inglesa decidió dejar de publicar cómics para crear revistas de decoración y, luego del cierre de Bruguera, la artista se quedó sin trabajo. Como había estudiado Bellas Artes, montó una escuela de dibujo y pintura, que al principio tenía apenas cuatro alumnos, pero con el tiempo llegó a tener no menos de 150.
Según decía la artista, se la pasaba mejor dando clases que haciendo cómics, pues sus alumnos eran también sus fans. Si bien Campos ya no se encuentra entre nosotros desde la semana pasada, gracias a los libros que publicó sus admiradores siempre podrán encontrarla en sus dibujos.