sábado , 23 noviembre 2024
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ESE CHICO AMARILLO

Con esta llegamos a la centésima columna de este espacio, y, para celebrarlo, pensé en revisitar los inicios del cómic y hablarles sobre un importante personaje, un niño conocido como El Chico Amarillo (The Yellow Kid).

La última década del siglo XIX contó con la feroz competencia entre dos titanes de los periódicos: Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst. Ambos hombres buscaban ser leídos por los millones de inmigrantes llegados de Europa, pero la mayoría de esta gente a duras penas hablaba inglés y casi ninguno sabía leerlo. Así pues, se invirtió en formas de superar ese obstáculo.

Los dos empresarios se dieron cuenta de que los dibujos llamaban la atención. Pulitzer contrató a un dibujante llamado Richard F. Outcault para que trabajara en el New York World, en un nuevo suplemento a color, una novedad para aquel entonces.

Outcault produjo una tira llamada Hogan’s Alley (1894), y uno de sus personajes secundarios se volvió tan popular que al poco tiempo ya tenía su propio título. Era un niño irlandés de nombre Mickey Dugan (mick es un apodo usado para referirse a los irlandeses) y su apariencia era estrafalaria: feo, cabezón, calvo, orejón, descalzo, con dos dientes de fuera y portaba una camisa que le quedaba tan grande que parecía un vestido. Al principio la camisa fue azul o blanca, pero finalmente fue amarilla, razón por la cual le llamaron “el chico amarillo”.

La tira introdujo importantes innovaciones. La primera fue el manejo de los diálogos. Hasta ese momento, las conversaciones en los cómics se sugerían colocando textos cerca de la cabeza de cada personaje, y una línea vinculaba a quien había pronunciado las palabras. Outcault empezó mostrando los diálogos del chico amarillo en su camisa, pero después usó las formas ovoides rellenas de texto que conocemos  actualmente.

La otra mejora de Outcault fue la introducción de los paneles consecutivos, esos rectángulos tan famosos hoy, que contienen escenas y que deben ser leídos en secuencia para mostrar una acción que se desarrolle en el cómic. Antes las tiras eran recuadros grandes en que las escenas estaban separadas por espacios en blanco.

Tan popular resultó la tira, que Hearst se robó a Foucault y se lo llevó a su diario, el New York Journal. Sin embargo, como el creador no pudo registrar al personaje, ambos diarios publicaron a El Chico Amarillo por un tiempo, dibujado por diferentes artistas. Este hecho hizo que se les llamara “amarillistas”, término que actualmente se usa para aludir a los medios que sacan notas sensacionalistas, como los de Pulitzer y Hearst. Aunque el Chico Amarillo cayó en desuso en 1898, sus innovaciones al cómic siguen con nosotros hasta hoy.

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