El Hombre de la Máscara de Hierro, Darth Vader y el Fantasma de la Ópera son algunos de los muchos personajes que mantienen escondido el rostro todo el tiempo. Unos lo hacen por decisión propia, y otros no, pero el hecho de que nadie sepa cómo se ven detrás de su disfraz les genera un aura de misterio, lo cual, a su vez, los hace muy populares. Un personaje así en el mundo de los cómics es el Doctor Doom, quien desde de su aparición en Fantastic Four #5 (1962) llegó a ser uno de los preferidos del público.
En ese número se revela que Victor von Doom fue compañero de estudios de Reed Richards (Mister Fantastic) y que un experimento fallido de Victor tuvo tres consecuencias: su inmediata expulsión de la universidad, un profundo resentimiento hacia Richards y heridas leves en su rostro. Furioso, viajó de vuelta a su natal Latveria y creó un traje mecánico que lo cubrió de pies a cabeza, momento a partir del cual empezó a llamarse a sí mismo “Doctor Doom”.
Durante mucho tiempo se asumió que el personaje había quedado profundamente desfigurado, como resultado del accidente. Pero 10 años después, Jack Kirby hizo un dibujo de Doom sin su máscara, presentándolo como un hombre muy apuesto con una pequeña cicatriz en el lado derecho. Kirby, quien creó el personaje junto a Stan Lee, explicó que lo que frustraba a Doom era que su bello rostro ya no fuera impecable. Según Kirby, la vanidad y perfeccionismo de Victor no le permitían aceptar su nueva apariencia y le hacían verse a sí mismo deforme, cuando no lo estaba, apuntando a lo que los psicólogos definen como un trastorno dismórfico corporal.
Cuando John Byrne se hizo cargo del título en Fantastic Four #236 (1976), decidió que la cicatriz original no fuera tan pequeña como Kirby lo había pensado, presentándola como un tajo profundo y grueso en su mejilla izquierda. Según Byrne, al regresar a su patria, Von Doom se vistió con el traje metálico de su invención cuando este recién acababa de salir de la fundición, dañándose voluntaria e irreversiblemente el rostro y el cuerpo. En ocasiones posteriores, cuando se ha quitado la máscara y revelado su deshecho semblante, ha horrorizado a quien lo ve.
Sin embargo, nada es para siempre en los cómics, y Doom ha recuperado su antiguo rostro un par de veces. Primero durante el arco narrativo Battleworld (1985), cuando le roba sus poderes a Beyonder; y tiempo después le hizo lo mismo a la Bruja Escarlata en Children’s Crusade (2010). En ambas ocasiones, en cuanto los héroes logran reestablecer el statu quo, el porte de Victor se desfigura de nuevo, por lo que vuelve a esconderlo detrás de su máscara.