Uno de los aspectos más fascinantes del personaje de Iron Man (El hombre de hierro) es que el diseño de su poderosa armadura cambia continuamente, volviéndose cada vez más ágil y sofisticado. Desde sus inicios ha usado no menos de 50 diferentes modelos, incluyendo la armadura Extremis (conectada directamente al sistema nervioso del usuario), la Hulkbuster (diseñada para combatir a Hulk) y la Endo-Sym (elaborada de metal líquido inteligente).
Pero hay algo de Iron Man que casi no cambia, su máscara. La composición de la misma es minimalista: una plancha de metal dorado con dos ranuras para los ojos y una más para la boca. Por lo icónico del diseño, este ha pasado intacto en sus distintas adaptaciones para el cine, series animadas y juguetes. Sin embargo, por un breve período, la máscara sufrió una transformación muy importante, adquirió una nariz.
Un día durante la década de los 70, Stan Lee, el todopoderoso editor en jefe de Marvel Comics, se paseaba por la oficina observando el trabajo de los artistas y haciendo pequeñas y grandes sugerencias aquí y allá. Al detenerse a la par del dibujante del Invincible Iron Man, Lee murmuró algo acerca de “lo incómodo que debía ser para Tony Stark usar una máscara sin nariz”, causando pánico en el equipo de producción del personaje. En el siguiente número (Invincible Iron Man #68), la máscara de Iron Man es dañada en una explosión, y Stark aprovecha la oportunidad para cambiar su apariencia agregando una nariz con la intención de hacerla más expresiva y amenazante para sus enemigos.
No a todos los artistas les pareció el cambio, e inclusive introdujeron pequeñas bromas en la historieta. En un episodio, el personaje visita una convención de cómics, pero los fans se rehúsan a creer que es el auténtico Iron Man y se burlan de su apariencia. Mas, en el mundo real, nadie se atrevía a cuestionar las decisiones estéticas de Lee, por lo que la nariz metálica siguió plantada en el rostro del personaje por casi dos años hasta que en Invincible Iron Man #85, todo el traje se ve dañado y Stark construye uno nuevo, sans nariz.
¿Quién osó contradecir a Stan Lee? La única persona que podía hacerlo: él mismo. Resulta que a estas alturas el hombre estaba muy entretenido con muchos proyectos adicionales, por lo que no podía prestarle atención a cada uno de los cómics que producía su compañía. Cuando al fin volvió a pasar junto al escritorio del dibujante de Iron Man, reparó por vez primera en el diseño nasal del personaje y exclamó: “¿Qué es eso? ¿Qué hace eso allí?” Y con eso, el héroe quedó desnarigado nuevamente, tal y como lo conocemos hoy.