¿Será cierto eso de que “si lo puedes soñar, lo puedes lograr”? Lo dudo, sobre todo si se trata del campo artístico en Guatemala. Los artistas la tienen difícil.
Claro, hay que soñar en el sentido que hay que tener metas, atreverse a emprender un camino que nos lleve lejos. Pero, además, hay que ver cuáles son los obstáculos, los desafíos, al igual que las oportunidades.
Y si el camino está lleno de baches, si apenas existe ¿por qué no aspirar a arreglarlo antes? No solamente para transitarlo nosotros, sino todos los que quieren ir al mismo lugar.
Se parece a quienes quieren un mejor país promoviendo únicamente el cambio personal, eso de llegar temprano y no tirar basura en la calle, entre muchas otras normas bastante simplistas. Y la desigualdad, la falta de educación y salud, entre muchos otros males, ¿se resolverán también si le cedo lugar a alguien en el tráfico? Claro que no.
Se necesitan cambios mucho más profundos que requieren de una organización y trabajo arduo de parte de todos. Pero ese sería un mensaje “no moderado”, que incomodaría a ciertos sectores que nos quieren bien obedientes y productivos.
Aclaro que yo no nací siendo pesimista, fui una soñadora optimista cuando era jovencita. El mundo me cambió a puro trancazo. Mi maestro en este tema, y para muchos otros más, fue Ernesto Sabato.
El escritor y pensador argentino decía que los pesimistas “se reclutan entre los exesperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades”.
Por esa razón, continúa con el tema, no somos pesimistas todo el tiempo. “En cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante, aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales”, afirma tanto en su novela Sobre héroes y tumbas como en El escritor y sus fantasmas.
Por eso, desde este lado del espectro se admira sinceramente a los que, sin importar lo desesperanzador del panorama, siguen adelante con importantes proyectos sin perder la sonrisa. Quieren promover cambios verdaderos trabajando a conciencia.
Esos valientes y decididos son necesarios, y al involucrarnos en sus iniciativas nos devuelven cierta esperanza en la humanidad. Por eso agradezco a esa gran escritora que me ha invitado a ser parte de un libro acerca de un autor fundamental para Guatemala. Aunque no puedo revelar detalles todavía, puedo decir que este proyecto me llena de renovada energía.