La efectividad de la vacuna contra el Covid-19 se sustenta en historias y en cifras. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la inoculación es, de momento, la única receta que puede evitar que una persona enferme de gravedad o que requiera hospitalización.
“No previene los contagios” pero reduce la mortalidad, explica el ministro de Salud, Francisco Coma.
Las historias que se cuentan a continuación validan la efectividad de las vacunas, y son ejemplos vivos de que, con responsabilidad, la enfermedad se puede enfrentar y superar.
La historia de Sandra
“El 20 de septiembre fui diagnosticada positiva de coronavirus. También mi esposo. Los síntomas fueron leves, en lo que cabe: dolor fuerte de garganta y cabeza, tos, secreción nasal”, narró Sandra Corado, enfermera del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), quien está asignada en el centro de vacunación ubicado en el edificio S-13, de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Sandra se manifiesta agradecida con la vacuna y renovada en su fe. Cuenta que los malestares, gracias a Dios, duraron cinco días. A las 72 horas de estar bajo tratamiento médico, recuperó el olfato y el resto de síntomas disminuyó conforme trascurrieron los días.
La enfermera profesional comentó que en marzo recién pasado completó el esquema de vacunación, en el IGSS. “Desde este lapso, pasé atendiendo a pacientes positivos en primera línea y vacunando a los guatemaltecos, y no me infecté”, anotó.
“¿Dónde pude haber adquirido el virus? No lo sé”, se responde, convencida de que sin la vacuna sería otra la historia.
Mentalidad positiva
Juan Ramón (nombre ficticio) es otro caso de quien cree que le debe su vida a la vacuna. “Hoy entiendo que si no me hubiera vacunado, no estaría platicando con usted”, dice el entrevistado, quien prefirió no ser identificado.
Recordó que se contagió 17 días después de haberse aplicado la segunda dosis. Dice que durante el período de cuarentena dos días fueron complicados, con dolor intenso de nariz. “Me faltó el aire por períodos en la noche y tuve fuerte secreción”, detalló.
“Gracias a Dios, a mi familia y a mantener una mentalidad positiva, logré sortear esta prueba. Nunca imaginé que la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 fuera efectiva”, aceptó, aunque hoy, sin titubear, responde: “Cómo no recomendar que se la apliquen, cuando soy testigo de su efectividad”.
En estado de shock
Wálter Estrada es piloto de profesión, se tomó unos minutos para narrar su experiencia, tras salir positivo de Covid-19, pese a haber recibido la primera dosis.
“Me recuerdo que salía de turno de fin de semana. Tenía dolor fuerte de cabeza y ardor de ojos. Pensé: ‘este malestar no es normal’ y, de inmediato, acudí al laboratorio móvil ubicado en el mercado El Guarda”, detalló el entrevistado.
Tras la prueba, una enfermera le dijo: ‘Usted es positivo de Covid-19, espéreme, le tengo que dar sus medicamentos y tomarle otros datos`. Refirió que, en ese instante, por unos segundos quedó en shock. Al reaccionar, pensó en buscar una solución a la vicisitud.
“Varias preguntas circulaban por mi cabeza. ¿Cómo iba a resguardar a mi familia? ¿Dónde me iba a aislar?, ya que el espacio en mi casa es muy pequeño. Recibí mi medicina, entregué mis datos y caminé”, mencionó.
Con agradecimiento, hoy recuerda esos momentos de su vida. “Pasé mi enfermedad”, explicó, al tiempo que advierte que la impresión de la noticia fue lo más complicado. “Lo más fuerte fueron los dolores de cabeza y la secreción constante de nariz”, dijo, mientras anima a familiares y amigos a poner el brazo.
Duro aprendizaje
“La familia aprendió muy duro, porque de los siete integrantes que somos, el más grave fue mi esposo, que estuvo a punto de morir. Cuando nos infectamos, estaba ya avanzada la vacunación y no quisimos acudir a que nos la aplicaran”, recordó con un dejo de arrepentimiento doña María Alejandra, minutos antes de recibir la segunda dosis, en el puesto de vacunación ubicado en el Edificio S-13 de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Con sus manos en la cabeza, doña María Alejandra agregó: “Estuve a poco de perder a mi esposo y a mis hijos. A mí no me fue tan mal con los síntomas, pero a él (su esposo) lo llevamos al Parque de la Industria, porque no soportó el primer tratamiento”.
Agradeció la atención recibida, pero aceptó que, como familia, pensaron que nunca saldrían positivos. “Es complicado aprender de esta manera; ver que todos estábamos enfermos, sin poder visitar a mi esposo, que estaba grave en el hospital temporal”, dijo.
Hoy, ya con la familia completa en casa, hace tiempo para la reflexión. “Cuando salimos negativos y mi esposo regresó a casa, nuestro compromiso como familia fue que nos teníamos que vacunar”.
Y agrega: “Soy sincera. Ya no queremos volver a pasar un escenario similar. Hoy sé que si la mayoría de guatemaltecos no se vacuna, no saldremos de esta emergencia”.
Consejos profesionales
La doctora Flor García, del IGSS, hace énfasis sobre la importancia de la vacunación. Advirtió que todas las vacunas reducen o minimizan las complicaciones de la enfermedad.
“Esto significa que nos va a causar menos síntomas y menos posibilidades de requerir hospitalización”, menciona la profesional.
Explicó que cuando nos aplicamos la primera dosis, alcanzamos de 30 a 50 por ciento de efectividad. El porcentaje dependerá del tipo de vacuna. La inmunización no es instantánea, porque para que haga efecto se necesitan entre dos y tres semanas.
“Es por esos procesos que se requiere cumplir con los esquemas completos. Ello va a permitir que lleguemos a más del 90 por ciento de protección”, subrayó.
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mil 715 personas reporta Salud como recuperadas del coronavirus.
