Volviendo al tema de las transferencias condicionadas –alivio, no solución– pero elemento importante para que la solución pueda alcanzarse, subrayo que, al final de cuentas, no consisten sino en darle capacidad de consumo a aquellos que no la tienen –capacidad mínima, pero determinante– para que sobrevivan y puedan superarse.
Se entrega la cantidad a la mujer –cabeza de familia– atenidos a su tino más confiable de administración –y con esta se le empodera para que gaste en lo estime que es más importante y que lo adquiera con absoluta libertad– de quien quiera adquirirlo (nada de abastecedores “escogidos” sino libre decisión de mercado por el producto que le parezca mejor, a mejor precio), la gran diferencia entre las transferencias y las bolsas, llámeseles solidarias, seguras, o como quiera llamárseles. Manejo clientelar de las transferencias? No si implantadas, como pretendió implantárselas, como políticas de Estado, más allá de los gobiernos.
De igual forma que los programas sociales no son solución, tampoco las ofertas de seguridad, a secas y de ahí la importancia de propuestas y debate. Tres meses escasos para que se conozcan personas que, anteriormente, no eran conocidas? Tres meses para las propuestas y el debate? Tres meses suficientes, sí, pero en un sistema de distritos pequeños para elegir diputados (diputados electos en distritos pequeños) así como para elegir autoridades municipales pero, en lo que respecta a autoridades nacionales, ¿serán suficientes escasos doce fines de semana para visitar veintidós departamentos ? ¿90 días para visitar 340 municipios? ¿90 días para proponer ante todos los habitantes de la República lo que se pretende hacer y cómo hacerlo? ¿Para convencer a los habitantes de los 340 municipios?
Algunos tienen la absurda idea de que el actual Presidente no era conocido a nivel nacional y que, en consecuencia, cualquiera podría repetir su hazaña, lo cual no es cierto ya que si bien este no era conocido entre élites se trataba de una figura popular que –incluso– ironizaba sobre acciones de gobierno.
Su exposición en televisión abierta, por muchos años, hizo fácil la asociación de aquella figura, con aquel que se propuso candidato, circunstancias muy especiales, además, las de la campaña pasada, propensas a la emoción de forma poco menos que absoluta. Hablamos ya en la columna anterior del único binomio ya postulado postulado que fue ya por el partido VAMOS, partido que participa por primera vez en estas elecciones, binomio integrado por Alejandro Giammatei y Guillermo Castillo y de la candidatura aún no proclamada de Zury Ríos, candidatura que señalamos plenamente válida y que estaría postulando el partido político VALOR, partido que, con este nombre, hace también su primera aparición en un proceso electoral y, en esta, nos hemos referido a la candidatura, tampoco proclamada aún, pero segura también, como la anteriormente citada, de Sandra Torres y, al hacerlo, lamentando no conocer aún sus propuestas y formas de alcanzarlas, señalo lo ya señalado anteriormente: tendremos la ocasión de escoger en las elecciones de 2019 no al candidato o candidata menos malo o mala, sino a quien, entre todos nosotros, sea el mejor o la mejor para ejercer la Presidencia de la República, aquel o aquella que nos representa y que constituye la mejor expresión de lo que somos, la representación misma de la unidad nacional.
No conocemos aún sus propuestas y formas (de ninguno) pero, de las personas citadas, conocemos sus trayectorias académicas, profesionales y cívicas, así como su cercanía a lo conservador, lo neoliberal y lo social demócrata, opciones claramente definidas
Una vez más, esperemos que no se tomen estas columnas como campaña anticipada de los candidatos proclamados y de las candidatas por proclamarse –vaya necedad la de nuestros legisladores y aberrante necedad de nuestros burócratas– ocasión que aprovechamos para instar a la Corte de Constitucionalidad para que a la mayor brevedad ¡ya! –los plazos se encuentran ya vencidos– resuelvan las acciones de inconstitucionalidad planteadas contra las muy desafortunadas normas electorales que vulneran la libertad de emisión del pensamiento y comprometen los derechos de elegir y ser electos.
Cada minuto que demora en resolver alimenta la incertidumbre, encontrándonos ya a dos meses de que se convoque a elecciones (una vez convocadas ¡cuidado! no puede darse variación alguna de las normas que se encuentren vigentes cuando sean convocadas) dos meses que, descontados Guadalupe Reyes, se trata de un mes tan solo y algunos días.
Ah, y por cierto, ¿tendrá que esperarse el inicio de la campaña electoral para buscar los recursos que la hagan posible? ¿Buscar y alentar para que estos recursos se produzcan –recogerlos – constituye, también, campaña anticipada? ¿De qué se trata? ¿De que todo surja por emanación espontánea, algo que, obviamente, es imposible?
Un gran reto será, para candidatos y electores –a la luz de tantas y tan desafortunadas ocurrencias legislativas y burocráticas– el ejercicio de sus derechos.