La CIDH y la OACNUDH –en el sumun de su reacción burocrática– para que no sepueda decir que no realizan su trabajo, haciendo copy paste de comunicados anteriores, expresan su preocupación sobre la situación de violencia e indefensión de las comunidades indígenas y sus defensoras o defensores en Guatemala, que está estrechamente relacionada con la situación de discriminación y exclusión que enfrentan, así como la falta de seguridad jurídica sobre sus tierras y territorios.
Expresiones burocratizadas que ya no hacen sino satisfacer, en tinta, lo que debería satisfacerse con acciones. Haciendo caso omiso de que existe en Guatemala la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala –a la que ni siquiera citan en su comunicado– expresan la CIDH y la OACNUDH que confían en que el Estado de Guatemala investigará estos asesinatos de manera urgente, exhaustiva y objetiva, a fin de esclarecer los motivos y circunstancias de los mismos, tomando en consideración la labor de defensa de los derechos humanos que realizaban los defensores asesinados, en particular el derecho a la tierra y al territorio de sus comunidades, como un elemento importante en el desarrollo de las investigaciones, a lo que yo me permitiría agregar que deberían hacerlo, empezando por la CICIG. que para ello fue constituida, tomando en cuenta los elementos citados ¡Claro está!, pero no solamente estos, sino TODOS, puesto que principio de toda buena investigación es que ninguna hipótesis puede descartarse. Agregan CIDH-OACNUDH que confían en que posteriormente se avance en el juzgamiento y sanción de los responsables materiales e intelectuales. ¿Y CICIG? ¿La CICIG, Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, como que si no existiera? ¿No caen en cuenta CIDH-OACNUHD que crímenes como estos encajan –exactamente– en el ámbito de la Comisión que establecimos –tal– la determinante razón de que fuera establecida; la mayor corrupción, la del irrespeto por la vida. Continúan CIDH-OACNUHD, sentando cátedra, en tinta, que los asesinatos y otros actos de violencia en contra de las personas defensoras de derechos humanos tienen un impacto adicional sobre todas aquellas personas o comunidades para quienes trabajan, dejándoles en un estado de mayor vulnerabilidad y matizan que, para las comunidades indígenas, la pérdida de un líder o un defensor podría afectar su participación efectiva en asuntos que inciden en sus derechos, su inclusión, autodeterminación y su libre desarrollo dentro de un Estado multicultural y democrático. La afirmación hecha por CIDH-OACNUHD es correcta, pero no basta y tiene que pasarse de las palabras a la acción. ¿Algún grupo o aparato clandestino de seguridad involucrado en los crímenes? ¿Algún agente del Estado, involucrado en esos crímenes? ¿Capaz el grupo, independientemente de que existan en este agentes del Estado, capaz de generar impunidad? Para esto fue constituida la CICIG y bueno es que la CCIG aborde toda lucha contra la impunidad, corrupción por delante, pero sin olvidar su fin primero que, reitero, ninguna corrupción puede ser mayor como la del irrespeto por la vida. Tirar la piedra y esconder la mano, maña de estas burocracias: grave si pudiera haber involucramiento o tolerancia de Estado en estos crímenes pero –igualmente grave– involucrarlo o apuntar su tolerancia, sin haberla. Ninguna hipótesis puede descartarse y mal hacen estas entidades en “sugerir”, y en echar tinta y fuego sobre algo que debe ser esclarecido; Tal la labor coadyuvante que corresponde a la CICIG, de conformidad con lo pactado. Si detrás de estos crímenes se encuentran grupos de este tipo, nos encontramos –precisamente– en el ámbito propio de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, su ámbito propio para desarticularlos y para perseguir a los hechores de los asesinatos perpetrados, tanto intelectuales como materiales, hasta que se logre su castigo, pero, si por el contrario, no se dan estas circunstancias, también esclarecerlo y descartarlo. Muy poca seriedad la de las instituciones si se quedan en el copy paste de lo políticamente correcto y de las formas burocráticas, se cumple con condenar y evidenciar preocupación ¡Cumplida la misión!, mejorada, incluso, con insinuaciones que encajen en lo clásico, olvidado de su parte que existe una entidad, de carácter parecido al suyo, la CICIG, que debiera de estar entre sus citas. ¿Saben estas que existe la CICIG? ¿Comprenden para qué fue establecida? Habían pasado ya más de 40 días desde el primero de los crímenes cuando, finalmente, se produjo el comunicado de la CIDH y la OACNUHD, comunicado burocrático que es insuficiente. Quien no respeta una vida, ninguna respeta.