lunes , 25 noviembre 2024
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Pacta sunt servanda

¡Éxito en su consulta, hermanos beliceños, como éxito tuvimos en la nuestra!

Belice ha fijado el miércoles 10 de abril de 2019 como la fecha en que habrá de celebrar su Consulta Popular –Consulta idéntica a la nuestra, a la que celebramos el pasado 15 de abril– y en la que la población beliceña habrá de pronunciarse, tal y como lo hicimos nosotros, sobre si está o no de acuerdo con que cualquier reclamo legal de Guatemala en contra de Belice, territorial, insular y marítimo, sea conocido y resuelto por la Corte Internacional de Justicia y que sea esta quien fije sus fronteras.

La pregunta que se hará a los ciudadanos de Belice será exactamente la misma que se hiciera a nosotros, en inglés la de ellos, en castellano, la nuestra, pero exactamente iguales.

Belice, al fijar el miércoles 10 de abril de 2019 como fecha de su Consulta, ha cumplido su palabra –la estampada en el Acuerdo Especial celebrado con nosotros y en el protocolo de modificación que convinimos– y ha hecho honor a un Principio General del Derecho, tal y como nosotros también lo hicimos pacta sunt servanda, alocución latina cuyo significado es que los pactos se cumplen (lo pactado, obliga).

De buena fe son celebrados los pactos, los tratados y los acuerdos y, de buena fe, tal y como se celebran, deben cumplirse.

La buena fe se presume en los tratados, los acuerdos y los pactos, puesto que, si la buena fe faltase en estos ¿Para qué celebrarlos?

Hubo algunos, entre nosotros, que pusieron en tela de duda la buena fe de Belice en el Acuerdo celebrado con nosotros en el 2008 (diciembre de 2008) y en el protocolo que por decisión de ambos quedó modificado y decían, así, que Belice, celebrada ya nuestra Consulta, no convocaría a la suya.

Quienes así opinaron –nada mejor que los hechos– han tenido los hechos como respuesta: Belice ha convocado a su Consulta.

También hubo entre nosotros quiénes censuraron los 300 millones que se asignaron para celebrarla, cantidad que, por cierto, bien administrado el esfuerzo, se redujo lo gastado, aproximadamente, a 180, mérito que debe reconocerse al Tribunal Supremo Electoral.

Se dijo que sería raquítica la participación ciudadana en la Consulta, que a los guatemaltecos no nos interesaba y que era posible, incluso que fuera el no mayoritario, siendo nuevamente, los hechos, los encargados de corregir lo opinado y demostrar lo contrario, un 26 %, la afluencia de votantes, la más alta de todas nuestras Consultas celebradas y un respaldo del 96 % a lo propuesto como solución definitiva, llevar a juicio nuestro reclamo territorial, insular y marítimo.

Algunos también opinaron –a última hora– que debimos optar por un tribunal y juicio de equidad y no de Derecho, pasando por alto que para llevar nuestro reclamo a juicio era preciso que ambos, Guatemala y Belice, estuviéramos de acuerdo en cuanto a tipo de juicio y tribunal, siendo el único acuerdo posible entre nosotros que el juicio fuera de Derecho y celebrado ante la Corte Internacional de Justicia. Hubo quienes, también, a última hora –tuvieron 10 años para hacerlo–, tal y como los tuvieron los anteriores, accionaron de inconstitucionalidad en contra de nuestra Consulta pero esta –como debía ser– fue celebrada.

Los últimos fallos de la Corte Internacional de Justicia han incorporado a sus decisiones los principios generales del Derecho, principios que acercan el Derecho a la equidad que, finalmente, ¿Qué sería, sin equidad, el Derecho.

Tal y como ha habido detractores entre nosotros “desunidos los de dentro, les devoran los de fuera…” también los ha habido y los hay, en Belice. Entre los nuestros con la afirmación de que a Belice no le interesa ir a juicio, desconociendo la importancia que tiene para Belice la certeza jurídica, para su futuro y desarrollo, para su relación misma con nosotros –a muy pocos años ya, 30 millones de habitantes– y con el continente, importancia de la que son conscientes tanto sus autoridades de gobierno como de oposición –gobierno y oposición se respetan– estadistas capaces de formular políticas de Estado. Los detractores, allá, amenazan con que el reclamo guatemalteco ignorará el derecho de autodeterminación del pueblo beliceño y las implicaciones de ese derecho en cuanto a territorio, islas y mar cuando es el caso que Guatemala jamás ignoraría ese derecho, siendo el reclamo de Guatemala el de los suyos.

Pacta sunt servanda, una alocución latina, una sentencia más que nos viene a dar luz en este asunto, la buena fe que de haberse sostenido en el Tratado de 1859, habría conducido al cumplimiento de la cláusula séptima acordada, incumplimiento que nos causó y nos causa –tema distinto e interlocutor distinto– graves daños y perjuicios.

Pacta sunt servanda nos ha llevado a Guatemala y Belice, a cumplir lo pactado: someter a la decisión de nuestros pueblos el acuerdo definitivo alcanzado, que el reclamo de Guatemala contra Belice, territorial, insular y marítimo, se someta al conocimiento y decisión de la Corte Internacional de Justicia, tribunal que –en efecto– habrá de hacer justicia y cuya decisión Belice y Guatemala habremos de aceptar. Derecho de autodeterminacion, ius sui; nemo dat quod non habet; nemo plus iuris ad alium transfere potest quam ipse habet, do ut des, buena fe, principios generales del Derecho…

Hermoso el ejemplo que Guatemala y Belice le damos al mundo y que habrá de traer sobre nosotros especiales bendiciones. ¡Éxito en su Consulta, hermanos beliceños, como éxito tuvimos en la nuestra!

La Canciller y el Presidente, en esta materia, recibieron una estafeta labrada con mucho esfuerzo, desde el 2008 y antes del 2008, y la supieron llevar a buen fin –el resultado de nuestra Consulta– hechos –hablan por sí mismos y habla por sí misma– hecha la decisión de Belice de celebrar su Consulta el 10 de abril del año entrante. Ambos, esta semana, estarán en Israel, concreción también esta de una larga política de Estado sostenida por Guatemala desde 1947, nuestro Representante Permanente en la Organización de las Naciones Unidas, Jorge García Granados, determinante en la Comisión respectiva, de la resolución que propuestos dos Estados, fue el antecedente inmediato Estado de Israel, Estado desde un principio respaldado por nosotros; nuestra Embajada asentada, originalmente, en Jerusalén a donde vuelve.

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