Para que pudiera existir delito por el solo hecho de haber firmado el Presidente y de haber refrendado los ministros el Acuerdo Gubernativo por el cual se encuentran detenidos el expresidente de la República Álvaro Colom y los ministros que formaron parte de su Gabinete de Gobierno tendría que haberse declarado –previamente– la inconstitucionalidad del mismo. La acusación penal, sin embargo ¡Ah, las exigencias de lo mediático! optó por el atajo, sin ni siquiera haberla promovido. Como resultado de este atajo –atropello a la ley– hemos visto vejados –atropellados en sus derechos– los que corresponden a todo ciudadano al Presidente Álvaro Colom y a varios de los ministros, entre estos Alberto Fuentes Knight, Ana De Molina o Luis Ferraté, ¿Dónde está el pisto? Por buscar este tipo de atajos y por no seguirle la pista al pisto es que la acusación penal se convierte en alharaca y, al final de cuentas no llega a resultados.
El agua derramada no se recoge y, hasta el momento, no vemos más que caminos errados. ¿Dónde se encuentra el pisto? ¿En los bolsillos del expresidente y los ministros? ¡Lo dudo! Muchos, si no todos, habrán firmado convencidos –aunque absolutamente errados– que con ellos contribuirían a aliviar el inveterado problema del transporte urbano colectivo sin que mediase –en esas firmas– ni un centavo de por medio. ¿Por qué no seguirle la pista al pisto en vez de los infames y estériles atajos? En lo que tienen interés los guatemaltecos es en la recuperación íntegra de todo lo defraudado y el resarcimiento de daños y perjuicios, así como la persecución y castigo de los responsables: de aquellos que se hicieron del pisto. Poco nuestro interés, por el contrario, por los premios y reconocimientos internacionales y las lisonjas diplomáticas.
¿Acaso estos se comen? Grotesco, además, que la institución cuya función primera es velar por el estricto cumplimiento de las leyes permita, impávida, para el caso de que no lo aliente (lo alienta) la exhibición de personas detenidas antes de que sean indagas por los jueces. ¿Podrán ser tan negligentes como para no percatarse de que esa función , la de exhibirlos, es la que cumple la jaula de la “carceleta” así como, también, la oportuna “filtración” de las capturas? No lo creo y, antes bien, me temo que estemos ante planeada malicia. Grotesca la exhibición hecha del expresidente Álvaro Colom, de los ex ministros Fuentes Knight y Ana de Molina, del Secretario Privado y de otros ministros, agua derramada que ya nunca se recoge y a la que ha venido a sumarse la del Magistrado y la de Roberto López Villatoro humillado y exhibido hasta descalzo.
¿Luces en la actividad CICIG-MP? Sin lugar a dudas pero, también, gravísimas sombras. El Ministerio Público debe ser una institución fuerte y fiel al primero de sus mandatos velar por el estricto cumplimiento de las leyes y predicar con el ejemplo: quien combate el delito con delitos, se hace delincuente. Ha pasado ya tanto tiempo desde que se formuló la acusación en contra del expresidente Pérez Molina, en “eterna” prisión preventiva, que habrá caído ya en el olvido el comentario que me permití formular cuando tuve acceso a una copia de la misma y las observaciones de sus defensores “Sobran estas observaciones”, comenté, puesto que es la propia acusación –caso la línea– la que sin necesidad de observación alguna constituye (así de mal formulada y sustentada) la mejor de las defensas.
Por perseguir como que si tratara de delitos hechos que no lo constituyen (no toda infracción de la ley constituye delito) así como por buscarle atajos a la ley la ley no admite atajos; Por no perseguir que caigan en comiso todos los instrumentos del delito, incluso inversiones realizadas; Por no seguirle la pista al pisto y por no llegar a resultados –incumplidos, sin persecución, los plazos judiciales y sin persecución los prevaricatos perpetrados– por tanta violación constitucional y por tantas alharacas, es que se pone la persecución penal en entredicho y se llega a dudar, incluso, de las más promocionadas.
La propuesta romana de pan y circo no es mala del todo, siempre y cuando el circo no se haga con el atropello la dignidad humana pero la acusación penal –entre nosotros– además de atropellarla, se queda tan sólo en eso, en circo, sin pan alguno. ¿Dónde los miles de millones que habrían de ingresar al fisco desintegrado el modus operandi y capturados los artífices de defraudación aduanera y contrabando? ¿Circo, acaso, para nada? Atropellamos la Constitución y las leyes: Erramos los caminos ¿Y, así, pretendemos resultados? ¡Por favor!