Se necesita poner en orden el Estado lo que implica necesariamente la reforma del artículo 157 de la constitución.
Cuando nos despedimos con el Embajador Todd Robinson –abrazo sincero de amigos– le dije, tales mis últimas palabras: El Presidente, Todd, es un hombre bueno, una persona buena, habiendo sido las suyas, lo sé, Embajador Acisclo, lo sé.
Quedamos de vernos en Washington, lugar en que se dispone estar en el futuro inmediato o bien en Londres: Todd Robinson amó entrañablemente a Guatemala y, en aquello que erró, no fue por quererla menos sino, quizá, en exceso.
No siempre se acierta en todos los caminos y los grandes aciertos nunca están desprovistos de errores, errores muchas veces que, sin ser propios, se tienen que asumir. (En su momento le escribí al respecto).
El grave error del Comisionado de haber querido hacer y haber hecho un caso penal –paradigmático– lo que la infracción administrativa del fraccionamiento de una compra, sin que haya habido defraudación patrimonial alguna, fraccionamiento del que no participaron el hijo y el hermano del Presidente y del que no buscaron ni obtuvieron ningún beneficio económico, simple favor el que hicieron a quien la hizo indebido favor, pero no delito, común, a veces, en la economía semi informal, emergente; tal grave error del Comisionado, decíamos, tiene que haber hecho mella necesariamente en el Presidente puesto que una cosa es aceptar el rigor de la ley y abstenerse el Presidente de injerencia alguna en la administración de Justicia y otra muy distinta no percatarse de sus ingratitudes y errores. Grave el error también el uso mediático del Comisionado de la acusación penal en contra del Presidente por el delito de financiamiento electoral ilícito (se deben denunciar hechos y no tipificarse delitos) absurdo que el candidato Presidencial hubiera hecho las veces de Contador en su campaña, amén de que la representación legal no implica –necesariamente– participación en hecho delictivo alguno, responsables tan solo quienes hubieren participado en los mismos, acusación inconsistente que, además, por la forma mediática de haberse hecho, no puede desligarse de su inevitable sabor político.
El bono militar carece de asidero legal, como varios bonos que pululan en el Estado, así como también las indemnizaciones cobradas por altos funcionarios con periodos fijos, en su caso ya corregido lo actuado por la Contraloría General de Cuentas y, en lo que respecta a las muy desafortunadas leyes que se gestaron en el Congreso, ninguna participación del Presidente en las mismas, anunciado de su parte antes de que nada resolviera la CC, incluso, su posible veto, procedimiento, el del veto, lo procedente de conformidad con la ley.
Se necesita poner en orden el Estado lo que implica necesariamente la reforma del artículo 157 de la Constitución –algunos se afanan por no entenderlo o tal vez, quizá, lo entienden demasiado bien: la única reforma que puede cambiarlo todo puesto que cambia el Congreso (presupuesto y leyes)– y deben hacerlo quienes, para gobernar, fueron electos por el pueblo, el Presidente Jimmy Morales, Presidente y hombre bueno que no tiene por qué ser un cordero pascual (chivo expiatorio) y el Vice Presidente Jafeth Cabrera, y no por solapados y peligrosos asaltantes (sin votos) del poder.
¡Buen viaje, Todd y mucho éxito en tu carrera!
