Con motivo de la celebración de la Navidad y el Año Nuevo, y la tradicional quema de cohetillos que estas festividades suponen para los guatemaltecos, el Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (Iepades), los Bomberos Voluntarios y el Consejo Nacional para la Atención de las Personas con Discapacidad (Conadi) instaron a la población al uso responsable de la pirotecnia, y evitar disparos al aire, que puedan causar lesiones, e incluso discapacidades o la muerte.
Sobre los fuegos artificiales, Eduardo Castillo, oficial del referido cuerpo de socorro, recomendó a los padres estar atentos a sus hijos, niños y adolescentes, y evitar que quemen estos artefactos sin la supervisión de un adulto. También pidieron no adquirir juegos pirotécnicos prohibidos o que aquellos licítos se lleven en las bolsas del pantalón o en recipientes de vidrio.
Según Castillo, en 2017 un total de 22 niños fueron trasladados por ellos a los centros asistenciales nacionales, “quienes sufrieron quemaduras el 24 y 25 de diciembre por morteros, cachinflines, cohetillos y estrellitas grandes”.
Los disparos al aire, por supuesto, que matan
Por aparte, Marisol Alonso, de Iepades, enfatizó que es reprochable disparar al aire en tono de celebración durante estas fechas, pues esta práctica siempre resulta en la afectación a alguien.
“La exhortación es clara: el arma no esta diseñada para este tipo de celebraciones. Disparar al aire tiene una penalización de 1 a 3 años de prisión”, recordó Alonso.
En el caso de las balas perdidas, según las estadísticas proporcionadas por la Policía Nacional Civil, en 2017 se contabilizaron 228 heridos, 152 hombres y 76 mujeres. Además, hubo 16 fallecidos, 12 hombres y 4 mujeres.
“De enero a noviembre del año en curso se reportaron 154 personas heridas y 14 fallecidas, a consecuencia de balas disparadas al aire”, subrayó Alonso.
Hay riesgo de incapacidad por lesiones de este tipo
Por su parte, Jorge Yat, presidente del Conadi, recordó que lesiones por cohetillos o por balas perdidas pueden resultar, en última instancia, en una incapacidad, incluso irreversible.
Yat reconoció que no se tiene una estadística sobre estos casos, pero “debemos hacer conciencia y evitar tragedias o afectaciones de por vida”.