Por: Claudia de Del Águila
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Todos los años el Foro Económico Mundial publica el Índice de Competitividad Global. Este Índice mide, de acuerdo con la medición de 12 pilares y más de 90 indicadores, la competitividad para 140 países alrededor del mundo.
Los resultados del año 2018 salieron publicados hace una semana y lamentablemente para Guatemala no fueron buenas noticias. El país está en la posición 96 de los 140 países.
Vale la pena resaltar que este año se dio un cambio en la metodología de medición.
Se le otorgó un mayor peso en la preparación que tienen los países para adaptarse a la dinámica de la 4ta. Revolución Industrial. Ahora bien, ¿qué implica esto? ¿Qué variables toma en cuenta ahora el estudio? ¿Cómo se mide? Según el Foro Económico Mundial, estar preparados para afrontar esta 4ta. Revolución Industrial tiene que ver con: ser resistente; es decir, contar con mecanismos y amortiguadores económicos para prevenir crisis financieras y desempleo masivo y responder a shocks externos. Además, se debe ser ágil y acoger el cambio más que resistirse a él. Debe existir disposición a una rápida adaptación y a tomar ventajas de las oportunidades para producir productos y brindar servicios de maneras diferentes.
También se debe construir un sistema innovador donde se incentive la innovación a todos niveles y todos los socios contribuyan a crear mejores condiciones para surgimiento de nuevas ideas que puedan ser financiadas y comercializadas como nuevos productos y servicios; y centrarse en las personas para acercarse al desarrollo económico.
Esto significa reconocer el capital humano como esencial para generar prosperidad y que cualquier política que afecte adversamente los factores humanos potencialmente reducirá el crecimiento económico en el largo plazo como consecuencia.
¡Importantes retos los que nos plantea el Foro Económico Mundial para todos! Tanto para tomadores de decisión como para trabajadores, empresarios, instituciones y, en fin, para todos los ciudadanos guatemaltecos.
La IV Revolución Industrial nos plantea velocidad en el cambio y la introducción de nuevas tecnologías que se trasladen en mejores condiciones de vida y un aumento en la competitividad del país. La ruta está marcada, solo hay que seguirla.