El martes 10 y miércoles 11 se llevó a cabo la II Asamblea de mujeres tejedoras en la ciudad de Guatemala. Más de 150 mujeres mayas y xinkas de diversos pueblos asistieron para debatir la propuesta de ley a la reforma de la propiedad intelectual que trata de regular y sancionar el plagio, y el uso inadecuado de los tejidos por personas extrajeras o ladinas de clase media. Uno de los argumentos más fuertes para esta propuesta es evidenciar las relaciones racistas que se instalan entre las dueñas de las empresas y las tejedoras, las primeras de clase alta o acomodada y las segundas, en condiciones de empobrecimiento.
Hace algunos años, esto fue la alarma que hizo que la Asociación Femenina para el Desarrollo de Sacatepéquez (Afedes) se preocupara, pues una “empresaria” al recibir los productos dijo: “Estos diseños ya no los pueden volver a tejer porque eran de ella, los iba a patentizar”, “¿Cómo es posible? Si los diseños de los tejidos son colectivos, son de cada pueblo”, argumentó la tejedora ante Afedes. Durante un año el Movimiento Nacional de Tejedoras Ruchajixik ri qana’ojbäl ha colocado en la opinión pública el racismo estructural en la vida de las mujeres mayas, xinkas y garífunas.
Los huipiles o tejidos en las manos de las tejedoras tienen un valor monetario reducido al costo más bajo, si no no se vende, y esos mismos tejidos solo que en manos de las “empresarias” ladinas de clase media, se multiplican y hasta en dólares se valora.
¿Qué pasa aquí? ¿Cómo algo material puede cambiar tanto de valor monetario dependiendo en qué manos esté? ¿A quién se le regatea el precio? Y, ¿por qué el resguardo social está en la empresaria y no en la tejedora? La relación que intenta establecer la empresaria con la tejedora es desde un racismo estructural y el privilegio de “tú me tienes que servir”, es un trabajo forzoso y casi de esclavitud por los precios tan bajos y el deseo de apropiarse de las creaciones colocando “su nombre” como diseñadora.
Se puede observar fácilmente en un anuncio de la empresa Maria’s bag donde alardean que “ayudan” a las mujeres indígenas por medio de la compra de los tejidos y dicen literalmente: “Estos productos son elaborados por un montón de Marías”. Esta frase denota racismo en cada letra y sabemos perfectamente el significado de “María” en nuestra sociedad cuando va dirigido a todas las mujeres mayas. Lo que no se imaginaron, por su hegemonía e ignorancia, es la fuerza que las tejedoras mayas iban a mover para poner un alto a esta violencia estructural.
El alto a patentizar un diseño que es de los pueblos seguirá siendo una lucha, y cada vez seremos más quienes estemos protegiendo los tejidos y la cosmovisión de los pueblos originarios.