Me imagino que algunas veces hemos escuchado la expresión: Realmente yo aprendí lo que el trabajo me exige, no en el centro educativo donde estudié, sino en el trabajo mismo. Esto aplica para los egresados del nivel medio, y también para los egresados de la universidad. El colegio o instituto y la universidad no están preparando para la vida laboral.
¿Para que lo hacen entonces? Nos hemos dado cuenta que existe una desvinculación entre la teoría y la práctica, los centros de enseñanza se han dedicado a desarrollar teoría que en muchas ocasiones no está actualizada y carece de sentido real y práctico, por una parte, y por la otra, los pocos espacios de práctica los dejan para unos meses del último año de formación, de manera que es poco el tiempo dedicado a esta parte tan importante y además es de señalar una triste realidad, la cual está asociada a que ante la muy baja formación de los jóvenes, cuando van a los centros de práctica, los ubican en actividades administrativas o de servicios es decir, tramitar documentos, barrer, sacar fotocopias, sacudir muebles, atender personas, entre otros.
En primer lugar, el tipo de carreras que ahora se ofertan, tienen nombres bonitos y atractivos y sirven de ganchos para que los jóvenes se motiven por ellas, pero el sentido real de estas carreras es nulo, además son carreras con asignaturas raras en donde no existen profesores especializados, cualquiera da clases, carreras de corta duración, programas de plan fin de semana con poca o nada de rigurosidad, la pregunta sería, ¿es solo un tema de negocio, o en realidad existe un compromiso por formar ciudadanos de bien?
Los estudios en varias partes del mundo dejan claramente expresado que las empresas no se preocupan mucho de lo que la persona realmente sabe, si tiene formación alta, o si sus conocimientos son extremadamente actualizados, lo más importante para estas empresas son otros aspectos tales como: la responsabilidad, la honestidad, el compromiso, la actitud proactiva, la adaptabilidad, la resiliencia, la capacidad de comunicación y relacionamiento, el trabajo en equipo, la creatividad, la disponibilidad, el deseo de aprender, en general el comportamiento de las personas, rasgos de una persona que puede llegar muy lejos.
Sin embargo, estos rasgos están siendo poco vistos en las generaciones actuales, los recién graduados quieren en muchos casos, un buen horario, un buen salario, quieren entrar a trabajar siendo jefes o tener cierto grado de autoridad, no quieren un trabajo que signifique mucho sacrificio y esfuerzo, entran a probar, pensando estar poco tiempo mientras encuentran algo mejor. Ahora no tienen que salir a los 18 años de la casa a buscar trabajo para obtener recursos y sostenerse, cada vez se están yendo de la casa de sus padres más tarde, en consecuencia si no funciona algún trabajo, seguirán subvencionados por los padres.
Lo anterior necesita un cambio de paradigma, de modelo, para que el proceso de formación en las aulas, sea distinto, pero que también, los jóvenes entiendan que la vida laboral es un proceso de crecimiento, de habilidades y conocimientos, que son básicos para el desarrollo de las personas y de la sociedad.