Guatemala es un país con una riqueza en distintos ámbitos; su clima, flora, fauna, gente, cultura, idiomas; en tantas cosas somos extraordinarios. Cuando viajamos y vemos la realidad de otros países nos damos cuenta de que estamos sentados en el oro, y no lo creemos, o simplemente no lo sabemos. He oído comentarios relacionados con que algo que le hace mucho daño al país es la diversidad lingüística; dicen unos pocos, que no debemos enseñar en el idioma materno, que eso es atraso, que debemos educar en idioma español. Esa limitada visión ha calado en muchas personas.
Quienes conocen la historia –la verdadera– recordarán todas las atrocidades que se hicieron con los originales dueños de esta tierra, a quienes, además de despojarlos de sus pertenencias, les quitaron sus creencias y su idioma, recuerdan la castellanización en el currículo, y evidentemente los resabios todavía se expresan en
algunas personas.
En el marco de la búsqueda de la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas se han ido logrando algunas conquistas históricas, tales como la creación de la academia de lenguas mayas, los juzgados interculturales, los intérpretes en los juicios, el Viceministerio de Educación Bilingüe Intercultural, entre otros avances. La Usac debió pasar más de 300 años para crear la primera carrera con orientación bilingüe intercultural; ahora hay profesorados, licenciaturas y maestrías con orientación bilingüe intercultural, pero el paso costó darlo. El caso particular de la educación bilingüe intercultural ha estado presente, pero sin recursos, sin impulso, sin un verdadero compromiso. Hemos empezado algunas acciones clave; primero, poner en la agenda básica la educación bilingüe intercultural con acciones claras. Triplicar su presupuesto fue una de ellas, e iremos por más. Por primera vez, elaboración de textos en 7 idiomas, guías metodológicas para la concreción curricular; también la elaboración de sugerencias curriculares, entre otras. Sé que algunos criticarán sobre el tema, y respeto lo que digan, pero quiero cerrar esta columna tratando de hacer valer algunas reflexiones simples.
Imagínese que usted nació en Guatemala, vive en una comunidad rural, sus padres hablan el idioma del lugar, usted también, pero va a la escuela en su primer año, ve a un maestro a quien no le entiende nada, le habla en un idioma que no es el suyo, realmente tiene la opción de seguir con muchas dificultades o de salirse porque no aprueba y no entiende, no es porque no sea inteligente, es por otras condiciones y otras razones. Usted tiene el derecho de ser educado en su idioma, después aprender otros idiomas importantes, como el español, inglés u otros, pero es básico que sus primeros años –que son clave– los reciba en su idioma materno. Esto no es ideológico. Es por principio y por derecho.