No dejemos que un caso tan importante siga sin solucionarse.
Hace muchos años, cuando cursaba primaria en una escuela del área rural, aprendí que Belice era nuestro, en el mapa de Guatemala estaba dibujado ese territorio. Recuerdo las historias que contaban los maestros sobre cómo, cuándo y por qué fuimos perdiéndolo; lo escuché en estudios sociales, en primaria y básico, en estudios socioeconómicos de Centroamérica, en magisterio y en la universidad. El Caso de Belice se estudiaba y trabajaba en clase, luego quedó en el olvido como una historia de la cual hay que perder la memoria.
En la década de los 70 era tema para enaltecer el patriotismo, “Belice es nuestro”, con el terremoto de 1976, más la declaración de su independencia en 1981, el tema se fue olvidando. El Gobierno guatemalteco de 1992 reconoció su independencia para tratar el problema del diferendo territorial. Escuchando la historia del diferendo y los argumentos históricos, legales, sociales y geopolíticos del Caso Belice y la necesidad de que la Corte Internacional de Justicia declare el fallo definitivo, renace el compromiso de contribuir al conocimiento. Se desconocen situaciones tristes y trágicas por no tener definido el límite territorial, como la muerte de guatemaltecos que viven en la línea de adyacencia.
Parte de los acuerdos para solucionar el diferendo es realizar una consulta popular, en ella los ciudadanos manifestarán, a través del voto Sí o No, su acuerdo para que sea la Corte Internacional de Justicia la que resuelva definitivamente el diferendo territorial, marítimo e insular. Belice realizará la consulta y para ambos países será una ocasión para resolver un conflicto histórico por la vía legal y pacífica. Como la ciudadanía tiene poca información y formación sobre el tema, el Mineduc, en coordinación con el Minex, desarrollarán una campaña formativa e informativa, a través de diversas actividades educativas. Se busca que los niños y jóvenes, docentes y comunidad educativa desarrollen sentido crítico fundamentado, memoria histórica, capacidad de diálogo como medio de resolver conflictos, sentido de justicia y búsqueda de la paz. Guatemaltecos, no dejemos que un caso tan importante para el país siga sin solucionarse. Nuestros hermanos que viven cerca, en el territorio en discordia, y la historia lo recordarán con agradecimiento.