Hay dos tipos de maestros, los que disciplinan a sus alumnos al extremo que no pueden ni moverse y los que les dan un empujoncito y los hacen volar alto. Creo que hay diversidad de alumnos, los que quieren y luchan por desarrollarse, los que quieren pero no tienen recursos para lograr sus metas, los que no quieren ni hacen esfuerzos por desarrollarse, hasta los que no les interesa su desarrollo; los que son indiferentes, sin responsabilidad, dedicación, y encomiendan su futuro y desarrollo a lo que otros puedan asegurarles.
El hombre o mujer con quien se casen debe ser alguien exitoso que asegure su futuro y se esperanzan a que él o ella les resuelvan la vida. En muchos casos la enseñanza de vida para estas personas puede ser muy dura: el exitoso, puede que todo se le venga a pique y se derrumbe. Si ninguno de los dos se prepara, la vida se complica.
Por otra parte, la persona exitosa considera que lo suyo es suyo y no comparte para nada lo que tiene y su visión acumulativa haga que todo es para ahorrar provocando limitaciones a su pareja, y al hogar. Quiero contar la feliz historia de una extraordinaria persona que conocí hace 11 años, veía el estudio intrascendente; decía que su vida estaba asegurada con su exitosa pareja, yo le insistía que debía formarse, y lograr un nivel para un futuro exitoso a nivel profesional, personal y material. Sus facultades y su accesibilidad hacia la orientación permitieron que con entusiasmo, ahínco y esfuerzo se dedicara a su formación.
Hace poco recibí la invitación para el acto de graduación de licenciatura, supe que sus estudios de maestría están avanzados y piensa continuar un doctorado. Me agradeció pues me dedicaba parte de ese logro; también dijo ver en mí un maestro que le enseñó a volar; aprendió que su vida cambió en muchos ámbitos. Mi alegría fue infinita, uno como maestro no imagina hasta dónde llegan sus enseñanzas y consejos. Me agradó el desempeño profesional que ha logrado y sus aspiraciones. Ha empezado a volar y seguramente llegará alto. Expreso admiración y reconocimiento a mi alumno por sus logros, por lo que espera en su vida académica y personal, por haberme permitido ser parte de sus triunfos. Mis más profundos sentimientos de aprecio y cariño para él y su apreciable familia.