La histórica reclamación se diluyó dentro del proceso de descolonización.
Se ha preguntado ¿cuáles son las causas por las que el diferendo Guatemala-Belice se ha prolongado tanto? Sabe usted ¿de qué manera la reconfiguración del orden internacional en la segunda posguerra influyó en las negociaciones? ¿Cómo puede ese mismo orden internacional incidir en la solución definitiva del diferendo? Estas y otras preguntas debe hacérselas ahora que el Congreso de la República aprobó la consulta popular.
Importante es saber, también, que la asimetría en el poderío entre Inglaterra y Guatemala para negociar durante más de 100 años; el surgimiento de un prolongado y doloroso conflicto armado interno en Guatemala y la utilización política del diferendo para exhortar al patriotismo y al nacionalismo, tanto en Belice, como en Guatemala, han sido solamente algunos de los factores que han contribuido a retrasar la solución de la disputa territorial entre Guatemala e Inglaterra y Belice, como Estado sucesor. Efectivamente, debido al prolongado desacuerdo para resolver este histórico diferendo, en el siglo XX el caso de Belice pasó al ámbito de la ONU, tras su creación (1945). Y, al aprobarse la Resolución 1514, por la Asamblea General de la ONU (1960), el caso fue monitoreado por la Comisión de Descolonización. El Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) tenía entre sus fines apoyar las luchas por la independencia de los pueblos aún colonizados en África, Asia y América. Allí fue considerado el tema de Belice, donde gozaba de creciente apoyo. Desafortunadamente se percibió a Guatemala dentro de los países que adversaban la independencia de una colonia de su metrópoli imperial, amén de que nos mantuvimos distantes y hasta marginados del Grupo de los 77, como consecuencia del alineamiento marcadamente anticomunista de los gobiernos militares tras el derrocamiento del Presidente Árbenz en 1954.
Así, pues, ahora sabemos que la creación de la ONU y el surgimiento del proceso de descolonización permitieron que entre 1945 y 1980 los principios internacionales cambiaran, prevaleciendo el derecho de autodeterminación de los pueblos sobre las disputas territoriales entre los Estados, beneficiando a Belice con su autogobierno (1964) y posteriormente con la independencia (1981), permitiendo, a su vez, en 1991, que Guatemala reconociera a Belice y estableciera relaciones diplomáticas con ese país, dejando pendiente la solución del diferendo, que se resolverá a través de medios pacíficos establecidos por el derecho internacional.