En septiembre se evocan temas y mensajes relacionados con el civismo, la identidad y el amor a la patria; sin embargo, a veces resulta muy simplista la forma en que manejamos esos términos. Derivada del latín identitas, esta palabra encierra la visión que una persona tiene sobre sí misma y cómo percibe que el resto de las personas la ven. Por otro lado, tenemos la palabra nacionalidad, que, según el artículo 1, de la Ley de Nacionalidad: “Tiene por fundamentos un nexo de carácter social y una comunidad de existencia, intereses y sentimientos, e implica derechos y deberes recíprocos.” De esta cuenta, al combinar ambos términos, nos encontramos con la identidad nacional, la cual es la condición de pertenencia a una comunidad política o nación y contiene orientaciones culturales, sociales. Pero en un país como Guatemala, que se caracteriza por ser multiétnico, pluricultural y multilingüe, ¿cómo encontramos esa identidad nacional? Para Jorge Murga Armas, investigador de la Universidad de San Carlos de Guatemala, ello implica identificar lo que es común para todos, no obstante los rasgos culturales específicos de cada grupo étnico. Dentro de su marco de diversidad, la identidad nacional representa la unidad, pero también considera el reconocimiento de nuestras raíces, el conocimiento de nuestra historia y el trazo de un destino deseable. La nacionalidad nace con nosotros como un derecho humano fundamental, pero la identidad la construimos en el camino de la vida. En ese contexto, es bueno recordar que estamos cerca de la conmemoración del 197 Aniversario de Independencia; más que celebrar, sería bueno discutir, formar criterio y, aún más importante, debemos saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.