La violencia es opuesta al respeto de todos los derechos humanos y de las libertades fundamentales, su antítesis es una cultura de paz y tolerancia.
Cuando una o más personas actúan fuera de su estado natural, de tal forma que utilizan la fuerza contra la voluntad de un tercer individuo o grupo, llegando a causar daño físico, económico o psicológico, estamos frente al fenómeno llamado violencia.
La utilización de la fuerza desmedida es un problema cultural, estructural y directo, por lo menos así lo indica la teoría del triángulo de la violencia, que fue desarrollada por el sociólogo Johan Galtung.
Al respecto, es cultural cuando la sociedad trata de justificar la fuerza contra voluntades a través de la religión, el arte, la ciencia e inclusive el propio derecho, y de esa forma se hace algo “legítimo”. Por otro lado, la violencia estructural es la que se origina por un conjunto de sistemas que no permiten la satisfacción de las necesidades humanas básicas como el bienestar, la libertad y la identidad, como resultado de la subdivisión de la estructura social en estratos; por lo tanto, resulta ser un tipo de violencia muy peligroso porque es invisible.
En tercer lugar está la violencia directa, aquella que se ve, que no se esconde porque se realiza con intención de causar heridas físicas o mentales, responde a actos de violencia y se concreta en expresiones o comportamientos indebidos. La violencia directa es la materialización del abuso de autoridad.
Por eso, no importa el nivel de ímpetu que se utilice para cumplir con su propósito, una acción violenta siempre dejará secuelas. La violencia es opuesta al respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, su antítesis es una cultura de paz y tolerancia.
Ningún país se libra de las diferentes expresiones del uso de la fuerza indebida; por ello, es una preocupación generalizada y aunque la historia de la humanidad ha estado cargada de violencia, hace apenas 10 años que se hace conciencia en el ámbito mundial sobre el tema, a través de haber instaurado el Día Internacional de la No Violencia.
Para terminar este artículo, quiero recordar los seis principios de la no violencia de Martin Luther King: la no violencia es un estilo de vida para personas valientes, busca ganar amistad y entendimiento, busca derrotar a la injusticia y no a las personas, elige el amor en lugar del odio, sostiene que el sufrimiento puede educar y transformar, resiste y cree que la justicia un día llegará y triunfará.