Ampliar e invertir en servicios de salud mental para hacer frente a los efectos causados por la Covid-19, es la recomendación que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) envía a los países de las Américas, por medio de su página web.
Carissa F. Etienne, Directora de la OPS, indicó que la emergencia de la pandemia ha provocado una crisis de salud mental en la región, en escalas nunca antes vistas.
“Es urgente que el apoyo a la salud mental se considere un componente fundamental de la respuesta a la pandemia”, dijo Etienne.
También resaltó que, tanto los servicios de bienestar psicológico y contra la violencia doméstica son esenciales, por lo que deben enfocar esfuerzos para abordar las brechas que la crisis ha dejado al descubierto, con medidas que garanticen la atención a la población.
Por otra parte, señaló que, dentro del impacto registrado, están primeramente los trabajadores de salud, debido a largas jornadas de trabajo, quienes arriesgan su vida en los hospitales, por lo que presentan agotamiento, ansiedad y depresión, explicó.
Capacitación
La Directora de la OPS apuntó que los pasos eficaces para contrarrestar lo anterior es la contratación y capacitación de más personal salubrista, e integrar el tema de bienestar psicológico dentro de los sistemas de atención primaria y que sean de fácil acceso.
Sin estigma y violencia
Los servicios que se presten deben ser accesibles. Necesitamos innovación para llegar a las personas supervivientes y apoyarlas. Es fundamental luchar contra el estigma. La violencia no es aceptable, se añadió.
Por otra parte, explicó que probablemente se subestime el alcance real de la violencia doméstica durante la pandemia, ya que las personas sobrevivientes están atrapadas en casa y los servicios de apoyo y extensión están interrumpidos, dada la reducción del contacto con amigos y familiares y los obstáculos para acceder a servicios y refugios, por lo que se tiende a dejar a las personas sobrevivientes sin un lugar adonde acudir.
Los costos de la violencia son extraordinariamente altos, por lo que no se puede suspender el apoyo a las personas sobrevivientes, agregó Etienne.
Las enfermedades de salud mental constituyen una epidemia silenciosa que ha afectado a las Américas mucho antes de la Covid-19, con depresión y ansiedad, como dos de las principales causas de discapacidad.
La región también tiene el segundo nivel más alto de consumo de alcohol en el mundo. Las emergencias pueden empeorar estas condiciones, dijo.