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La solidaridad se deposita en Abuelitos Heladeros

Este proyecto, que cumplirá un año el 5 de abril, nos abre sus puertas para conocer a algunos de sus rostros.

Más allá de la tradicional postal que ofrece cada cortejo de la Cuaresma y la Semana Santa en Guatemala, transita una procesión de vendedores de algodones de azúcar, chupetes, granizadas y aguas, así como las inconfundibles carretillas de helados. Aunque con la suspensión de esta actividad religiosa y cultural, a raíz de la pandemia del Covid-19, su economía y supervivencia se han visto directamente afectadas; también han surgido iniciativas que buscan ayudarles durante este tiempo. Tal es el caso de Abuelitos Heladeros, un proyecto que el 5 abril cumplirá su primer año.  

La campanita de helados 

La imagen de don Julio Yol Chiquitó, de 81 años, tocando la campanita de su carreta de helados por las calles de un Centro Histórico prácticamente vacío, en la Semana Santa de 2020, fue el origen de Abuelitos Heladeros. “Le costaba mucho caminar y llevar su carreta, y no escuchaba bien. No dejé de pensar en él por días (…). Con mi familia y mis amigos, comencé a juntar víveres y a llevarlos a un depósito de helados cercano a mi casa”, relata María Isabel Grajeda, creadora del proyecto. 

Don Julio Yol Chiquitó tiene 81 años y se ha dedicado a las ventas de helados desde hace 58 años.
Foto: Mariano Macz

En la tercera semana de llevar esos víveres, estos vendedores le permitieron a Grajeda entrar en el depósito, donde descubrió que muchos de ellos tenían que pernoctar ahí, sobre unas tablas y unos nailons. La guatemalteca decidió entonces tomar unas fotos y compartirlas en redes sociales en una publicación que se hizo viral, y gracias a la cual comenzaron a llegar ayudas no solo de víveres, sino también de camas, catres y dinero. 

Con la agudización de la pandemia,  desde el 6 de junio pasado, estos heladeros de la tercera edad dejaron de salir a las calles. Gracias a los guatemaltecos que se han sumado a la causa, Grajeda se comprometió a brindarles el sustento mensual, que incluye entrega de víveres, atención médica y un aporte económico a 17 abuelitos. A esto se sumaron algunas mejoras en la infraestructura del depósito, como la renovación de parte del techo y de todo el cableado eléctrico, la instalación de piso, la construcción de un baño e, incluso, la creación de un huerto, que con mucho esmero cuida uno de ellos, don Alfredo de León. 

Dentro del depósito se cultiva un huerto, del que se encarga Alfredo de León. Foto: Mariano Macz

Sus historias 

Entre estos rostros curtidos por el sol que, a pesar de las circunstancias, aún nos regalan una sonrisa, se incluye don Dionicio Aguilar, mejor conocido como Nicho, quien ha dedicado 33 de sus 64 años de vida a la venta de helados. Sentado en un sofá y rodeado de sus compañeros, este guatemalteco recuerda sus largos trayectos diarios por las zonas 1 y 2, en los que visitaba colegios y parques, que ahora se encuentran cerrados. 

El depósito de helados se ha convertido en un segundo hogar para estos abuelitos.
Foto: Mariano Macz

Cerca de él se encuentra Olga Amparo Estrada, de 50 años, quien llegó de su natal Zacapa a la capital guatemalteca con solo 18 años. Luego de trabajar en algunos restaurantes y en una pizzería, hace dos décadas comenzó a vender helados: “Todos los días, salía del depósito y caminaba a los parques Isabel La Católica, San Sebastián, Morazán y El Sauce, y, si aún me daba tiempo, llegaba hasta el Hospital General San Juan de Dios o el Cementerio General”. Durante ese tiempo, dice, enfrentó situaciones difíciles en las calles, pero también pudo sacar a sus hijos adelante. 

Olga Estrada es una de las vendedoras beneficiadas con la iniciativa de Abuelitos Heladeros.
Foto: Mariano Macz

Impulso
Abuelitos Heladeros también está presente en redes sociales, en las que puede descubrir todos sus programas, además de su catálogo de productos y paquetes. Visite sus páginas de Facebook e Instagram: @abuelitosheladeros. 

Este será el segundo año en que Julio, Nicho y Olga; así como sus compañeros, no recorrerán las calles del Centro Histórico durante la Cuaresma y Semana Santa. Tampoco lo hará el resto de vendedores ambulantes, por lo que el Abuelitos Heladeros tiene en marcha la campaña Cambia tu turno en amor y solidaridad, en la que se invita a los guatemaltecos a donar víveres. Esto puede hacerse llevándolos directamente al depósito (11 avenida A 1-32, zona 1) o mediante aporte económico a la cuenta monetaria Banco Industrial no.1850020080. 

Establecer un sistema de ventas de helados a domicilio ha contribuido con el programa.
Foto: Mariano Macz

Esta iniciativa, además, logra sostenerse mediante distintos programas como las ventas de paquetes de helados por servicio a domicilio, y Apadrina a un abuelito, que consiste en una donación mensual desde Q100. Para más información, puede escribir al WhatsApp: 4674-4358. 

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