El guatemalteco presenta una colección de 17 pinturas.
Christian Escobar (Chrispapita) es odontólogo, y esa precisión que su carrera requiere se respira en cada una de sus pinturas. Luego de conquistar diferentes galerías del mundo, el hiperrealismo del guatemalteco vuelve a la tierra que lo vio nacer en Memento mori. Esta retrospectiva se inaugura hoy a las 19:00 en el Museo Ixchel, 6a. calle final, zona 10, Universidad Francisco Marroquín. La entrada es libre.
Últimos dos años
En los últimos dos años, la obra de Chrispapita se ha expuesto en ciudades como Knokke (Bélgica), Milán y Venecia (Italia) y Nueva York (EE.UU.). Los diferentes rumbos que su vida ha tomado en ese tiempo, son recopilados por el pintor en esta muestra, compuesta por 17 piezas, creadas en acrílico sobre tela y que dan cuenta de la precisión casi fotográfica de sus pinceladas.
Ideales
Con esta exhibición, el guatemalteco reafirma su amor por el barroco y sus ideales. “Memento mori significa ‘recuerda que morirás’. Mas, no desde un punto de vista trágico, sino como una manera de hacer conciencia de que lo más importante es vivir el presente al 100 por ciento y amar hoy”, apunta Escobar.
La corriente artística impulsada por Caravaggio también está presente en este catálogo mediante el dramatismo de la luz, que, de acuerdo con Escobar, hace que la obra tenga una teatralidad distinta: “Soy muy fan del cuerpo humano, las flores y la naturaleza, y de expresar el detalle al máximo nivel”.
Algo que distingue a Chrispapita es que no estudió arte, sino odontología. “En esta profesión uno tiene que aprender a ser muy preciso, porque trabaja en cuerpos vivos y los procesos de restauración son diminutos. Se necesita mucha paciencia y una mano muy fina. Fue mi mejor escuela”, asegura el Escobar.
En esta retrospectiva, al igual que en el resto de su obra, Chrispapita tiene el objetivo de despertar un sentimiento de belleza en el visitante. “Crear arte no solamente es estética y deseo que al ver la pieza la persona quiera estar mejor en el presente y celebrar la vida. No quiero que mi arte haga sentir mal, para eso ya tenemos todo lo demás”, concluye.