Las obras de Juan Carlos Cano decoran los cortejos de esta época.
La Cuaresma en nuestro país se vive como en ningún otro lugar del mundo. Eso, porque los guatemaltecos han hallado formas únicas de expresar su Tradición, fe y devoción. Todos esos elementos vuelven a manifestarse estos días, y en el primer viernes de la temporada destacamos el trabajo de Juan Carlos Cano, quien con sus flores engalana las andas procesionales.
Un jardín
“Bienvenidos a La Casa de la Flores”, dice André Catalán, quien, junto a Marlon Flores, forma parte del equipo de colaboradores de Juan Carlos Cano. La alusión a la popular serie de televisión tiene sentido porque, el espacio, más que un taller, parece un jardín en el que vibran rosas, buganvilias, nardos y cardos.
Hace 10 años, Cano comenzó su andadura en la elaboración de flores artesanales. Su maestro fue Álvaro Lara, quien, a su vez, se instruyó con Clarita Soto. “A esta religiosa se le atribuye haber introducido esta técnica en la cofradía de Jesús de la Merced y en Guatemala, luego de observar el trabajo que se hacía en Francia para la confección de sombreros y tocados”, afirma el artesano.
Sobre las andas, estas creaciones completan la escenografía y el mensaje que cada cortejo procesional busca transmitir. Alambre, perlas, papel crepé y telas “curadas” se fusionan para imitar la belleza y la vistosidad de las flores naturales, a las que les sería imposible sobrevivir a recorridos de hasta 17 horas de duración.
Un anhelo
Bajo la supervisión de Lara, Cano aprendió desde lo básico, como enderezar y forrar alambre, hasta armar y “planchar”, como se le conoce al proceso de darle textura a las plantas. Su primera obra completa, que aún conserva y sostiene con emoción, fueron unas rosas amarillas; mientras que su primer anhelo fue “algún día” poder hacer las flores para el templo de San José, que resguarda a Jesús Nazareno de los Milagros, imagen de su devoción.
Pétalo sobre pétalo, el talento de Cano fue haciéndose conocido. Sus piezas han estado en los cortejos de San Felipe de Jesús, San Bartolo y la Cofradía del Rosario, de Santo Domingo, entre otros. Con especial emoción recuerda el árbol de matilisguate, de 77 mil florecitas, que creó para la Virgen de Dolores, de San José, en 2017.
Las creaciones de Cano, además, deben adaptarse al anda para soportar el movimiento. Todo, sin perder la fidelidad a los detalles. Aunque los encargos de Cuaresma están entregados desde hace semanas, en su taller las horas se hacen cortas para concluir los pedidos de Semana Santa. Después de una breve pausa, comenzará a trabajar en las flores para los rezados. En este espacio, la primavera es eterna.